La boda de Eduardo VIII y Wallis Simpson fue muy famosa por su intensidad y tuvo un gran impacto en la historia británica ya que cambió el curso de su monarquía para siempre.
Asimismo, al ser una historia de amor prohibida por las reglas monárquicas de la época, causó una gran polémica que al día de hoy seguimos recordando. Por ello es que en esta ocasión hemos decidido hablar de esta etapa de la corona inglesa que sigue siendo incómoda para los Windsor.
La historia de amor de Eduardo VIII y Wallis Simpson
Se conocieron a principios de la década de 1930, cuando Eduardo todavía era príncipe de Gales. En tanto que Wallis, una mujer estadounidense casada y posteriormente divorciada, atrajo la atención del entonces heredero al trono británico con su encanto y personalidad. Su relación se desarrolló rápidamente en una amistad cercana y luego se convirtió en un apasionado romance.
Sin embargo, Wallis no era bien vista por la Iglesia de Inglaterra ni por la sociedad británica precisamente porque era divorciada —y dos veces— lo cual era algo sumamente polémico y problemático para la posición de Eduardo como futuro rey de Reino Unido. Por lo que todos desaprobaban su matrimonio.
A pesar de las objeciones y la presión política y social, Eduardo VIII estaba decidido a casarse con Wallis, lo que llevó a una crisis constitucional en 1936, cuando Eduardo abdicó al trono para poder casarse con ella. La abdicación conmocionó al país y al Imperio Británico, pero Eduardo afirmó que no podía cumplir con sus deberes reales sin el apoyo de la mujer que él amaba.
Así fue la boda de Wallis Simpson y el duque de Windsor
Después de la abdicación, Eduardo y Wallis se casaron en una discreta ceremonia civil en Francia en 1937, a la cual, por cierto, ningún miembro de la Familia Real estuvo presente, por orden de su hermano, el nuevo rey Jorge VI. De hecho, solo asistieron sus amigos más íntimos y en total fueron 16 personas invitadas a su enlace matrimonial.
Ella llevó un vestido hecho por un diseñador estadounidense llamado Main Rosseau Bocher, más conocido como Mainbocher. Era de crepe de seda, fluido, en un tono azulado, que luego fue bautizado como “azul Wallis”.
Vivieron el resto de sus vidas juntos, principalmente en el extranjero, ya que su presencia en el Reino Unido seguía siendo controvertida. Aunque su historia de amor fue apasionada, también estuvo marcada por el escándalo y el conflicto con la institución monárquica británica.
