En los primeros meses después del nacimiento de su pequeño Archie, la duquesa de Sussex contó con el apoyo inestimable de su madre Doria Ragland para ayudarla con los cuidados constantes que requiere un recién nacido. Sin embargo, ahora que la esposa del príncipe Harry concluyó su baja por maternidad y ha retomado su agenda oficial por todo lo alto con su viaje a Sudáfrica, Doria ha podido hacer lo propio con su vida en Los Ángeles, donde ha continuado residiendo desde que su única hija se mudara a Londres.
Mamá atlética e independiente
Allí la antigua profesora de yoga y trabajadora social participó este domingo en un evento deportivo muy especial conocido como ‘Alive & Running’ cuyo objetivo es ayudar a aquellas personas que participan a honrar la memoria de sus seres queridos que se quitaron la vida y recaudar fondos para la organización Didi Hirsch que ofrece ayuda y apoyo para la prevención del suicidio. Haciendo gala de su discreción habitual, Doria completó la carrera de cinco kilómetros como una más, ataviada con unas mallas de color oscuro y una alegre camiseta de color salmón.
Vida ¿privada?
Pese a sus intentos por pasar desapercibida, una imagen suya cruzando la meta con los brazos en alto y una amplia sonrisa no ha tardado en hacerse pública, lo que viene a confirmar de paso que a sus 63 años se encuentra muy en forma.
Al igual que ella, los duques de Sussex también han convertido la normalización de las enfermedades mentales en una prioridad y en uno de los pilares de su trabajo humanitario.