El romance entre el príncipe William y Kate Middleton comenzó en la Universidad de St. Andrews, en Escocia, donde su amistad inicial pronto se transformó en una relación sólida. Sin embargo, pocos saben que, antes de iniciar su relación, la princesa tuvo que idear una estrategia brillante para proteger al royal de la atención no deseada de otras jóvenes.
El gesto de Kate Middleton para que las mujeres no se acercaran al príncipe William
Según el relato de una amiga en común, Laura Warshauer, incluido en el libro Kate: The Future Queen de la experta en realeza Katie Nicholl, William se encontraba frecuentemente en situaciones incómodas debido a su educación y carácter amable. En una ocasión, una joven insistente no dejaba de acercarse al príncipe durante una fiesta, y este no sabía cómo rechazar sus avances sin ser grosero.
Fue entonces cuando Kate, demostrando su ingenio y lealtad, intervino de forma magistral. Sin previo aviso, se acercó por detrás de William, lo abrazó y simuló ser su pareja, permitiéndole usar la excusa perfecta: “Lo siento, pero tengo novia”. La dupla se alejó entre risas, y William, visiblemente aliviado, le agradeció con un discreto “muchas gracias”. Este gesto ocurrió apenas un mes después de conocerse, marcando el inicio de una conexión especial entre ambos.
Así fue el romance entre el príncipe William y Kate Middleton en la universidad
Tras este episodio, su relación de amistad siguió fortaleciéndose hasta que se transformó en un noviazgo. Mientras que en su segundo año, ambos decidieron compartir piso junto a otros amigos en Hope Street, donde Middleton enfrentó otro desafío: convencer al propietario del lugar de aceptar a William como inquilino, según la misma experta.
Inicialmente, el casero del lugar se mostró renuente debido a experiencias previas negativas con estudiantes varones, quiénes le habían destrozado el piso. Pero al enterarse de que uno de los interesados era el príncipe, cambió de opinión rápidamente.
Mientras que en su tercer y cuarto año de universidad, William y Kate decidieron mudarse a Balgove House, una propiedad privada ubicada en una finca rural. Este hogar, que les ofrecía la privacidad y seguridad necesarias gracias a patrullas policiales y medidas de protección, se convirtió en el escenario perfecto para consolidar su relación.
La pareja también disfrutaba de escapadas a Tam-Na-Ghar Cottage, una propiedad en la finca de Balmoral que William heredó de su bisabuela, la Reina Madre. Este lugar, rodeado de naturaleza y lejos de las miradas curiosas, les permitió vivir momentos de felicidad y tranquilidad durante sus años universitarios.
La habilidad de Kate para apoyar a William desde el inicio, ya fuera protegiéndolo de atenciones indeseadas o gestionando situaciones cotidianas, fue clave en la construcción de su relación. Esa complicidad, que nació en las aulas y fiestas universitarias, se convirtió en el pilar de una historia de amor que, años más tarde, conquistaría al mundo.