India y Paquistán demandaron a Isabel II para que les devolviera el fabuloso Koh-i-Noor, una legendaria joya que pertenece a la Corona británica desde hace poco más de 170 años y que la reina Camilla llevará en su corona, durante la histórica ceremonia en la que Carlos III se convierta en Rey. Pero, ¿cuál es la razón?
La leyenda cuenta que “quien posea este diamante dominará el mundo, pero también conocerá todas sus desgracias. Sólo Dios, o una mujer, pueden llevarlo con impunidad”. Se trata del diamante Koh-i-Noor, una gema de 108 quilates, tan extraordinaria que, en 2016, generó una disputa legal en las cortes británicas, luego de que un grupo de famosos personajes de la India, incluyendo importantes hombres de negocios y varias estrellas de Bollywood (el Hollywood de ese país), iniciaron una demanda ante el Tribunal Superior de Londres, sosteniendo que el Reino Unido “se robó impunemente y bajo coerción el diamante, además de muchos otros tesoros sustraídos durante la era colonial inglesa”. Y como si no fuera suficiente, un abogado paquistaní también demandó directamente a Isabel II para que entregara la codiciada joya a su país.
“Planteé la cuestión del diamante por vez primera en 1958”, dijo entonces el abogado Jawaid Iqbal Jafree, al hacer pública su querella contra la monarca. “Lo discutí personalmente con la reina en una reunión en 1962. En 1985 volvía a hablar de ello con la entonces primera ministra Margaret Thatcher. Tras hacer todos estos esfuerzos sin resultado, he decidido presentar finalmente una demanda”.
Sin embargo, el gobierno inglés se negó rotundamente a deshacerse del famoso diamante, que forma parte de las Joyas de la Corona y es una de las principales atracciones para el público que acude a admirarlo en la Torre de Londres. “¡De ninguna manera! El Koh-iNoor no es negociable, pues pertenece al Reino Unido desde 1849. Si accediéramos a todas esas peticiones, el Museo Británico se quedaría vacío; sería un precedente inviable”, afirmó el entonces primer ministro David Cameron.
La historia de la joya se remonta a cuando las fuerzas militares de la Compañía Británica de las Indias Orientales derrotaron al marajá de Punjab y lo ‘forzaron’ a regalárselo a la entonces reina Victoria, también emperatriz de la India, cuando se firmó el Tratado de Paz de Lahore. Y aunque la India reclamaba como suya la pieza, el abogado paquistaní sostuvo que el diamante debía ser devuelto a su país, ya que fue tomado por los británicos cuando la capital del Punjab era Lahore, hoy territorio de Paquistán. Al final, ambas peticiones fueron categóricamente ignoradas.
Según la leyenda, el Koh-iNoor (que significa “montaña de luz”) es un diamante maldito, ya que la mayoría de quienes lo han poseído han encontrado un final trágico. Cuando se halló en una mina de India, era el más grande del mundo, con 793 quilates. Se creía que era el ojo de una deidad y fue cambiando de dueño y pasando por las manos de muchos royals hasta que se le ‘regaló’ a Victoria.
Fue su marido, el príncipe consorte Alberto, quien lo mandó a cortar a su tamaño actual en el año 1852, dictando una nueva regla que estipula que, si el monarca es hombre, deberá entregárselo a su esposa. Desde entonces ha sido montado y desmontado en varias coronas e inicialmente usado por Victoria como un broche. En 1902 se incorporó a la corona de la reina Alejandra, esposa del rey Eduardo VII, y después la reina María, esposa de Jorge V, también lo llevó en la suya.
Finalmente,fue colocado en la corona de la reina madre (donde permanece hasta ahora), la cual lució durante la coronación de su esposo, el rey Jorge VI, en 1937, y también durante la coronación de su hija, Isabel II, en 1953. En Inglaterra, la última vez que fue visto en público fue en 2002, sobre el féretro de la reina madre. Actualmente, la corona con el diamante se encuentra en la Torre de Londres.