En la mañana de Navidad, el príncipe Louis no suele almorzar junto a sus padres, el príncipe William y Kate Middleton, en la misma mesa. Esto debido a una tradición muy extraña y peculiar que han seguido los Windsor desde hace varios años.
Como ya sabemos, cada año, la Familia Real Británica se congrega en la finca de Sandringham, ubicada en Norfolk, para celebrar estas festividades, dentro de las cuales se realiza un gran almuerzo navideño. Sin embargo, para poder llevar a cabo este evento, en especial, los niños de la realeza son discretamente separados de los adultos por esta tajante razón.
¿Por qué el príncipe Louis no comparte el almuerzo con sus padres en Navidad?
Según lo que reveló el exjugador de rugby Mike Tindall, el esposo de Zara Tindall, en una ocasión durante su podcast The Good, The Bad and The Rugby, los niños de la realeza, incluido el pequeño Louis, no comparten mesa con sus padres ni con los miembros mayores de la Familia Real.
De acuerdo con lo que Tindall explicó en aquella emisión de 2019, durante el almuerzo navideño, solo los adultos y los “royals” de alto rango se sientan en la mesa principal a comer, mientras que los más pequeños disfrutan su comida en una sala cercana.
Este peculiar arreglo, por su parte, busca garantizar que los adultos puedan disfrutar de una comida tranquila y mantener el tono formal del evento, mientras que los niños tienen la libertad de ser ellos mismos en un entorno menos estructurado.
Si bien esto puede parecer una regla muy estricta, Tindall destacó que esta división no es inusual en las reuniones masivas de la Familia Real, que suelen incluir hasta 70 asistentes distribuidos en varias mesas.
Por ello es que el príncipe Louis, a sus 6 años, sigue esta tradición al igual que lo hicieron sus hermanos mayores, el príncipe George y la princesa Charlotte, cuando eran más pequeños. Aunque se espera que, con el tiempo, Louis también se una a la mesa principal, una vez que sea considerado lo suficientemente mayor para mantener la compostura y sentarse con los adultos.
Por otro lado, cabe resaltar que este curioso protocolo de separación de mesas es solo una de las tantas tradiciones que subrayan la dinámica tan particular de la Familia Real Británica, donde cada detalle está pensado para equilibrar la formalidad y el disfrute de todos sus integrantes