El discurso de Navidad del gran duque Enrique de Luxemburgo tuvo una gran sorpresa para sus compatriotas: el anuncio de su abdicación en favor de su hijo, el príncipe Guillermo, que ocupará oficialmente el trono a partir del próximo mes de octubre de 2025.
El monarca, de 69 años, hizo este anuncio durante su tradicional discurso navideño del pasado 24 de diciembre, con el cual pondrá fin a más de dos décadas de reinado. Pero más allá de lo aparente, esta noticia podría encerrar un trasfondo muy turbulento que apuntaría directamente a las controversias generadas por la esposa de Enrique, la gran duquesa María Teresa Mestre.
Si bien su hijo Guillermo, de 43 años, ya había asumido muchas de las funciones de su padre en los últimos meses tras ser nombrado lugarteniente-representante , se convertirá en gran duque hasta el 3 de octubre de 2025. Esta es la segunda abdicación que se produce en el viejo continente este año después de que su pariente, la reina Margarita de Dinamarca, abandonara la corona después de más medio siglo en favor de su hijo Federico.
Las polémicas de Teresa de Luxemburgo
A primera vista, Enrique de Luxemburgo parecía estar en una posición sólida para continuar su reinado. A sus 69 años, no presenta problemas de salud conocidos, y su popularidad entre el pueblo sigue siendo notable. Sin embargo, las tensiones internas en la Familia Real, en gran parte atribuibles al comportamiento de la gran duquesa, habrían creado una presión insostenible.
La gran duquesa Teresa de origen cubano, no ha sido ajena a las críticas desde su llegada a la Familia Real de Luxemburgo. Según lo que publicó el diario Lëtzebuerger Land, su conducta habría fomentado un “ambiente de trabajo hostil” en el palacio, generando un clima de tensión que no solo afectó a los empleados de la corte, sino también a los miembros de su propia familia. El artículo, incluso, sugirió que nadie, ni siquiera su esposo, se atrevía a cuestionarla.
Frente a estas acusaciones, Enrique no dudó en defender a su esposa públicamente. De hecho, lanzó un comunicado en el que calificó dichas afirmaciones como “injustas” y señaló que el escándalo estaba perjudicando a toda su familia.
"¿Por qué atacar a una mujer? ¿A una mujer que defiende a otras mujeres? ¿Una mujer que ni siquiera tiene derecho a defenderse? Desde que llegué al trono, hemos compartido el deseo de ayudar a modernizar nuestra monarquía constitucional, y queremos seguir contribuyendo a este proceso”, apuntó.
Por otro lado, la relación de María Teresa con la Familia Real ha estado marcada por episodios tensos desde el principio. Uno de los más recordados fue cuando Teresa reunió a periodistas para narrar, entre lágrimas, los supuestos malos tratos de su suegra, la gran duquesa Josefina Carlota. Entre los señalamientos, acusó a su suegra de apodarla despectivamente “la cubanita” y despreciarla por no ser de sangre noble. Un episodio que los medios llamaron “un Lady Di”.
Incluso, insinuó que su suegra habría propagado rumores de infidelidad, sugiriendo que Teresa tendría un supuesto romance con el ministro de Asuntos Exteriores. Por ello es que, tras este cúmulo de polémicas, varios expertos en realeza apuntan a que el único camino para remediar esta mancha del Gran Ducado era la abdicación al trono de Enrique. Algo que se concretará en otoño del próximo año.