Esta semana se cumplieron 25 años de la boda de los duques Eduardo y Sofía de Edimburgo, por lo que la Casa Real Británica ha difundido una postal para conmemorar esta fecha a través de las redes sociales dela propia institución monárquica.
La fotografía en cuestión tiene a la pareja, abrazada y vestida de manera casual, en los jardines de su casa en Surrey, Bagshot Park. Mientras que la imagen fue tomada por el fotógrafo Chris Jelf.
Así fue la boda de los duques de Edimburgo
Fue un 19 de junio de 1999 cuando el príncipe Eduardo y Sofía se dieron el ‘sí, quiero’ en la capilla de San Jorge del Castillo de Windsor. Aunque antes de ello, y como era de esperarse, la novia se volvió en la gran protagonista por su conjunto de novia hecho a la medida, compuesto por un abrigo y un vestido de noche que fue realizado por Samantha Keswick.
En tanto que su look nupcial lo complementó con la tiara Anthemion que se la prestó Isabel II. Pero más allá del vestido y su llegada a la capilla en un Rolls-Royce, en realidad fue una ceremonia bastante discreta y más informal.
De hecho, no hubo ceremonias de Estado y tampoco actos militares a petición de la propia pareja. Tampoco exigieron un código de vestimenta formal y, por el contrario, indicaron a sus invitados que el dress code sería sin sombrero.
La desastrosa boda de Isabel II y el príncipe Felipe
Pero en contraste con las tranquilas nupcias de los actuales duques de Edimburgo, la reina Isabel II y el príncipe Felipe no tuvieron la misma tranquilidad cuando se casaron, el 20 de noviembre de 1947, en la abadía de Westminster.
Y si bien esta fue la primera boda real en transmitirse al mundo, ello no quitó el hecho de que esta tuvo varios contratiempos que casi la convierten en un desastre. Aunque afortunadamente ello no pasó.
Para comenzar, Isabel tuvo que usar una tiara que le prestó su madre para poder sostener su velo. Sin embargo, esta tiara se rompió y la reina se negó a cambiar de joya, por lo que se envió a soldar tan rápido como fuera posible.
Luego, a la entonces princesa se le había olvidado el collar de perlas que le había regalado su padre en el Palacio de St James, por lo que enviaron al secretario privado de Isabel a recogerlo. Pero había tanto tráfico que este empleado se bajó del coche y caminó hasta el palacio para llevarlo con su dueña.
Eso sin tomar en cuenta que por poco y tampoco la novia no lleva ramo de flores, ya que no lo encontraban. Aunque al final se descubrió que un empleado los había puesto en una hielera para conservar las flores.
También, la ceremonia tuvo que retrasarse debido a que uno de los invitados, que era nada más ni menos que el primer ministro Winston Churchill, llegó tarde.
