La duquesa de Cornwall deja de ser la odiosa mujer que rompió el matrimonio de Carlos y Diana, y se gana el respeto del pueblo
Aunque todavía algunos de los que adoraban a la princesa Diana de Gales no quieren aceptar esta realidad, la mayoría de los ingleses finalmente ha perdonado a Camilla Parker-Bowles, y muchos incluso le tienen “afecto y respeto”.
Este fenómeno quizás haya ocurrido porque el paso del tiempo todo lo borra. Un año tras otro se han limado las asperezas y se ha disminuido el resentimiento que provocó la rivalidad entre Diana y Camilla por el amor del príncipe Carlos.
Fue una historia realmente triste: la más joven de las dos mujeres quería que su marido la amara y le fuera fiel, pues nadie le había explicado que su matrimonio no era una historia de amor, sino sencillamente una forma de asegurar la dinastía teniendo hijos (el heredero del trono y el sustituto del heredero). Y la otra -casada, más lista y con más experiencia- nunca dejó de ser “el gran amor” del príncipe y, con el tiempo, le ganó la partida a Diana.
Fue así de simple y de doloroso, y peor cuando un accidente causó la trágica muerte de Diana el 31 de agosto de 1997. Esto facilitó que con el tiempo Camilla fuese aceptada por los hijos de la princesa, William y Harry, pues querían ver feliz a su padre. Carlos y Camilla se casaron el 9 de abril de 2005... ¡y el resto es historia!
En el 2012, después de siete años de matrimonio, el pueblo inglés ha conocido mejor a la duquesa de Cornwall y consorte del heredero del trono (con quien también comparte los títulos de duquesa de Rothesay, condesa de Chester y baronesa de Renfrew), a quien antes consideraban “esa mujer odiosa” y “la tercera persona que rompió el matrimonio de Diana y Carlos”. Muy a su pesar, porque los ingleses no querían aceptarla, se han dado cuenta de que la esposa del príncipe no es una mujer esnob, sino muy sencilla, jovial y alegre, que tiene los pies en la tierra y un sentido del humor muy jocoso y hasta lo que muchos llaman “saleroso”, pues adora los cuentos y los chistes subidos de tono.
Camilla, quien en julio cumple 65 años, es muy parecida a millones de mujeres inglesas de su edad, pues actúa de modo muy natural, sin tratar de lucir como una modelo, y viste con discreción, sin ocultar que está un poco pasadita de peso y que no tiene una buena figura. Además, demuestra en su forma de ser y de vestir que está mucho más cómoda con su ropa campestre y sus “suéteres y botas viejitas”, como ella misma dice, que llevando grandes modelos y las joyas y tiaras que le presta la casa real y que a veces tiene que ponerse. Y no podemos olvidar que utiliza ropa interior extremadamente cómoda, que no la ajusta muy bien, lo que le ha valido la crítica de muchos expertos de moda.
Pero quizás es su amor por sus dos hijos y sus cinco nietos pequeños lo que la ha reconciliado con los ingleses, quienes también aprecian su cariño por los animales y las flores. Camilla adora a sus hijos Tom Parker-Bowles y Laura Lopes, con quienes se lleva muy bien, y a menudo los invita a pasar fines de semana con ella en su finca privada, situada a corta distancia de Highgrove, la casa campestre de su marido, quien prefiere pasar esos días sin niños y con más tranquilidad.
En la boda del príncipe William y de Kate Middleton fue muy enternecedor cuando Camilla le pidió a Carlos en el balcón del palacio de Buckingham que cargara en brazos a su monísima nieta Eliza Lopes, quien era damita del cortejo real. Esa emotiva foto de “Carlos abuelo” le dio la vuelta al mundo e hizo más por el futuro del príncipe y de la monarquía inglesa que muchas campañas de relaciones públicas. También provocó una buena impresión a favor de Camilla, la “dulce abuela”.
Si todo esto es sincero o no, ¡es motivo de discusiones en pro y en contra! Pero la gente lo que ve es a una señora siempre de buen humor, que en actos públicos carga y besa a los niños, baila si le piden que baile, cose, pinta, arregla flores, ríe de los chistes que le hacen, se deja “disfrazar” con sombrero y ropa típicos cuando viaja a países exóticos, dice unas palabritas en español si conoce a alguien que lo habla (como hizo en una visita reciente a un centro infantil) y se deja guiar por lo que dicta la agenda de los eventos sin chistar. Y mientras tanto, nunca pierde la sonrisa. Como si todo le pareciera divertido, proyecta una imagen más humana que la rígida de su marido, quien tiene mil manías y, a veces, es muy obvio que esos viajes le molestan muchísimo.
Así, poco a poco, la “mala de la película” se ha ido convirtiendo “en una mujer como cualquier otra”, con quien es fácil identificarse. Los hijos de Diana se llevan bien con ella, al igual que Kate, aunque se ha dicho que Camilla ha tratado de dominarla y que la joven duquesa de Cambridge no se lo ha permitido.
Sea como sea, en un acto reciente en el Sackler Centre for Arts Education, en el que Kate, Carlos y Camilla tuvieron que planchar unas manualidades rodeados de niños, una pequeña se le acercó y le preguntó si ella le planchaba las camisas al príncipe Carlos. Camilla contestó riendo... “No, él sabe hacerlo... fíjate qué bien entrenado lo tengo”. La niña rió y Camilla le dio un beso. La prensa captó el momento y la frase campechana de la duquesa, y todos quedaron encantados con ella.