En junio de 1983, el entonces príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, emprendió su primer viaje oficial en solitario a Latinoamérica con tan solo 15 años. El destino fue Cartagena de Indias, Colombia, donde representaría a la Corona española en la conmemoración del 450 aniversario de la fundación de la ciudad. Este viaje marcó un hito en su formación como futuro monarca y fortaleció los lazos históricos entre España y Latinoamérica.
El 1 de junio, Felipe aterrizó en Cartagena de Indias a bordo de un avión de las Fuerzas Aéreas españolas. A pesar de su juventud, fue recibido con honores de jefe de Estado por el presidente colombiano, Belisario Betancur. Este gesto subrayó la importancia de la visita y la confianza depositada en el joven príncipe para representar a España en eventos de tal magnitud.
Durante su estancia, Felipe participó en diversos actos oficiales. Asistió a una misa de acción de gracias en la catedral de Santa Catalina de Alejandría, donde ocupó un lugar destacado junto a mandatarios y representantes de 17 países latinoamericanos. Posteriormente, realizó una ofrenda floral al fundador de la ciudad, Pedro de Heredia, demostrando su respeto por la historia y cultura colombianas.
El príncipe también pasó revista a las flotas de los países latinoamericanos presentes, a bordo de un patrullero, y presidió, junto a Felipe González y Belisario Betancur, una sesión solemne de la Academia de la Historia de Cartagena. La jornada culminó con una cena de gala en el Baluarte de San Ignacio, una de las fortificaciones más emblemáticas del puerto de la ciudad.
La presencia del entonces presidente del Gobierno español, Felipe González, y su esposa, Carmen Romero, añadió relevancia al evento. Aunque viajaron en vuelos separados, su participación conjunta en los actos oficiales evidenció la intención de España de fortalecer sus relaciones internacionales mediante una representación unificada de la Corona y el Gobierno.
Este viaje no solo fue significativo por los actos protocolarios, sino también por las anécdotas que reflejan la preocupación y el afecto de la familia real. Se cuenta que el rey Juan Carlos I llamó al presidente Betancur antes de la visita, solicitándole que cuidara de su hijo durante su estancia en Colombia. Asimismo, la reina Sofía expresó a la primera dama colombiana su inquietud maternal, refiriéndose a Felipe como “un bebé que no tiene edad de merecer”.
A su regreso a España, la reina Sofía lo recibió emocionada en el aeropuerto, evidenciando el orgullo y la satisfacción por el desempeño de su hijo en su primera misión oficial en solitario. Este viaje representó un paso crucial en la preparación de Felipe para asumir futuras responsabilidades como monarca, permitiéndole adquirir experiencia en el ámbito diplomático y reforzar su compromiso con los países de habla hispana.
En resumen, el primer viaje oficial en solitario de Felipe de Borbón a Colombia en 1983 fue un evento trascendental que consolidó su formación como líder y fortaleció los lazos históricos y culturales entre España y Latinoamérica. Su participación activa y madura en los diversos actos oficiales demostró su capacidad para representar a la Corona española y su compromiso con la diplomacia internacional desde una edad temprana.