En recientes días se conmemoró el segundo aniversario del funeral de la reina Isabel II. Una fecha que marcó la historia de la monarquía británica y conmocionó al mundo entero. Mientras que su muerte se dió cuando se encontraba en la que era su residencia favorita: el castillo de Balmoral.
Este lugar se encuentra ubicado en Escocia y es en donde tango ella como los miembros de la Familia Real Británica solían pasar parte de sus vacaciones de verano y en las cuales tomaban un descanso de sus deberes y de la prensa. Sin embargo, este sitio parece ser que entre sus muros guarda varios secretos, entre ellos un gran tesoro. Aquí te contamos de qué se trata.
¿Qué secreto guarda el Castillo de Balmoral?
Una nueva investigación reveló que la corona británica guarda en lo más profundo de esta residencia escocesa. De acuerdo con este hallazgo, debajo de la piedra fundacional de ampliación del castillo habría botellas de whisky, monedas y hasta ositos de peluche que han pertenecido a la realeza inglesa.
Según lo que contó la periodista Sarah Hoare al medio español Vanitatis, habría sido la reina Victoria quien ordenó esconder todas estas pertenencias después de haber adquirido esta propiedad a mediados del siglo XXI.
Así es el castillo de Balmoral, el lugar favorito de Isabel II
Para quienes no lo sepan, conforme han pasado los años esta finca de Balmoral ha sido ampliada por la Familia Real Británica y ahora cubre una área aproximada de 50,000 hectáreas que incluye el castillo, tierras de cultivo y cuenta con manadas de ciervos, ganado de las Tierras Altas y ponis.
Se dice que el Castillo de Balmoral tiene 167 habitaciones, de las cuales 52 son dormitorios, según The Guardian. Además, el paisaje boscoso y el páramo a su alrededor son grandes atractivos de la residencia. El portal reportó en 2023 que la propiedad, que ahora es de Carlos III, podría valer unos 80 millones de libras.
Por otro lado, está residencia fue adquirida por el príncipe Alberto en 1852 para su esposa, la reina Victoria, y desde entonces se ha convertido en una de las propiedades más apreciadas de la realeza. Además que para la fallecida Isabel II también era su lugar favorito y en donde solía pasar sus vacaciones de verano. Algo que, de hecho, realizó hasta el lecho de su muerte.