Un día como hoy, pero de hace 20 años, se celebraba en la catedral de la Almudena la boda del entonces príncipe de Asturias y la reconocida periodista de RTVE Letizia Ortiz, un acto religioso que fue seguido de una ostentosa recepción celebrada en el Palacio Real de Madrid, locación en la que se reunieron aproximadamente 1,700 invitados para celebrar el amor entre quienes el día de hoy ya se han convertido en reyes de España.
Respecto a la fiesta, durante estas dos décadas los medios de comunicación se han encargado de destacar varios factores, como el discurso que el novio pronunció previo al brindis o el menú del banquete. Sin embargo, poco se ha hablado acerca de un importante secreto acerca de la organización del evento, el cual fue recientemente revelado por José Rodríguez Tarín, el encargado de coordinar todo aquello.
De acuerdo con las declaraciones citadas por el diario El Nacional de Cataluña, dadas por el director del Hotel Wellington y ex Guardia Real destinado 20 años en Zarzuela, el secreto mejor guardado acerca de la boda de Felipe y Letizia es que centenares de militares se tuvieron que disfrazar para infiltrarse durante la comida y pasar desapercibidos, mientras mantenían el orden de la recepción.
La boda de Felipe y Letizia Ortiz, un evento lleno de seguridad
Según las declaraciones obtenidas por el medio citado, durante el enlace nupcial de Felipe y Letizia, de los 300 camareros que participaron en la recepción, 180 eran militares de la Guardia Real, sin experiencia alguna en materia de servicio de banquetes, pero que tres meses antes de la boda tuvieron que tomar un curso acelerado de hostelería.
De acuerdo a la fuente, los militares infiltrados tuvieron que tomar lecciones intensivas de protocolo para servir un evento de esas características.
José Rodríguez Tarín también asegura que antes del gran día de Felipe de Borbón y su esposa se hicieron varios ensayos generales en la Guardia Real e incluso en el hotel Wellington, escenificando paso a paso la boda.
El Nacional asegura “al final la disciplina militar fue un valor añadido en la ejecución del evento, porque salió perfecto” y añade como dato adicional al secreto mejor guardado del banquete que entre los camareros “había 60 mujeres que disimularon su melena con moño o gomina, ya que todos iban ataviados como caballeros de época, a la Federica”, un dato que añade aún más misterio a uno de los enlaces de la realeza más polémicos y llenos de metahistorias.
