Después de que en noviembre del año pasado se publicara Endgame y causara revuelo por lo que decía sobre de la Familia Real Británica, ahora ha salido a la luz un nuevo libro en el que se revela, entre otras cosas, que la reina Isabel se molestó con el príncipe Harry y con Meghan Markle por haber elegido el nombre de Lilibet para su pequeña hija.
Este nuevo libro titulado Carlos III: nuevo Rey, nueva Corte fue escrito por Robert Hardman, un experto en casas reales, y está siendo publicado de forma serializada en el Daily Mail.
La reina Isabel enfadada por bautizar a su hija con el nombre de Lilibet
Según lo que el autor relata en la obra, Isabel II estaba “enojada” por la decisión que tomaron los duques de Sussex de usar su apodo de la infancia como nombre para su hija, pues recordemos que a la reina le decían ‘Lilibet’ porque cuando ella era pequeña no podía pronunciar bien su nombre que era Elizabeth (en inglés).
Así pues, el libro cita a una asistente de la monarca, quien le habría revelado que Isabel “estaba más enfadada de lo que nunca la había visto” cuando Harry y Meghan afirmaron que ella había dado su aprobación y que los habría “apoyado” para usar el nombre de Lilibet para la benjamina de la familia.
Por si no lo recuerdas, cuando los Sussex dieron a conocer cómo llamarían a su hija, un portavoz de la pareja real recalcó que la reina Isabel si les dio el visto bueno. “El duque habló con su familia antes del anuncio; de hecho, su abuela fue el primer miembro de la familia al que llamó. Durante esa conversación, él compartió su esperanza de llamar a su hija Lilibet en su honor. Si ella no les hubiera apoyado, no habrían utilizado el nombre”, según lo que dijo.
Sin embargo, esta versión es totalmente diferente a lo que maneja Hardman en su obra y además, se acerca más a lo que también relató la BBC en aquel entonces, puesto que la cadena televisiva dijo que una fuente de Palacio les había comunicado que el pelirrojo príncipe y su esposa no le habían preguntado a la reina si podían utilizarlo.
Estos supuestos provocaron que Harry y Meghan dieran la orden a su bufete de abogados de que escribieran a las emisoras y editoriales de noticias, diciéndoles que las afirmaciones de que no tenían el permiso de la monarca eran falsas y difamatorias. Pero cuando los duques buscaron “apuntalar” su versión de los hechos con el Palacio, esta fue “rechazada”, según recoge el libro.
Mientras que otros medios comentaron, en su momento, que aunque Isabel II recibió la llamada de su nieto para decirle de la situación, la reina consideraba que no estaba en posición de negarse a dicha petición.