Cuando pensamos en las festividades navideñas de la realeza, solemos imaginarnos escenas de elegancia, protocolarios banquetes y adornos lujosos. Sin embargo, la Navidad para el príncipe Harry tiene una tradición poco convencional que ha inculcado en sus hijos, los príncipes Archie y Lilibet.
A diferencia de lo que muchos esperarían, el duque de Sussex no abre los regalos el día de Navidad, sino la noche anterior, en Nochebuena. Una costumbre que, según el mismo Harry, tiene profundas raíces en su herencia anglosajona.
¿Por qué el príncipe Harry abre los regalos antes de Navidad?
Esta peculiar tradición fue revelada por el pelirrojo royal en su libro de memorias, Spare. Ahí, el príncipe relata cómo, desde su niñez, la Familia Real Británica ha seguido la tradición de abrir los obsequios en la víspera de Navidad, una costumbre originaria de Alemania que, con el tiempo, se integró a los Windsor, después de que su apellido Saxe-Coburg-Gotha fuera anglicanizado.
En su libro, el benjamín de Carlos III describe con cariño estos momentos de festividad, haciendo una retrospectiva sobre esta tradición así como sus celebraciones en años pasados, incluyendo la de 2020, cuando los duques pasaron su primera Navidad en su residencia de Montecito.
Harry describe que, en ese diciembre de 2020, se encontraba en su casa en California, celebrando con Meghan Markle y sus hijos, Archie y Lilibet. Y aunque estaban lejos de la Familia Real en Sandringham, la tradición se mantuvo intacta. “Era Nochebuena. Hablamos por videollamada con varios amigos, incluyendo algunos en Gran Bretaña. Vimos a Archie correr alrededor del árbol y abrimos los regalos, siguiendo la tradición de la familia Windsor”, escribió.
En ese momento, uno de los obsequios fue un adorno de Navidad que representaba a la reina Isabel II, el cual habría comprado Meghan. Sin embargo, el ambiente de la Navidad no estuvo exento de momentos cómicos, como cuando el príncipe Archie, jugando cerca del árbol, provocó que el adorno de la reina cayera al suelo y se destruyera.
“Lo colgué en una rama a la altura de los ojos. Me hizo feliz verla allí. Hizo sonreír a Meg y a mí. Pero entonces Archie, que estaba jugando alrededor del árbol, sacudió el soporte, sacudió el árbol y la abuela se cayó. Los pedazos estaban esparcidos por todo el piso. Tomé un recogedor y barrí los pedazos”, relató.
Por otro lado, esta anécdota demuestra cómo, pese al distanciamiento entre los duques con el resto de los Windsor, hay reglas de la Familia Real Británica que siguen intactas y que acatan todos sus miembros sin importar pase lo que pase. Además que deja en claro que esta costumbre es un recuerdo entrañable para el príncipe Harry en sus días como royal.