Hace unos días, mientras el príncipe Harry se encontraba de visita en la capital británica, el heredero al trono, el príncipe William, se dispuso a viajar hacia Cornualles, región donde ejerce su título de duque.
Sin embargo, más allá del gesto evitativo que representó el hecho de que el primogénito del rey Carlos III esquivara a toda costa cruzarse con su hermano menor, trascendió en las noticias una grave falta al protocolo real cometida por el esposo de Kate Middleton, quien, fallando a sus principios, se dispuso a complacer las peticiones de uno de sus más grandes seguidores.
¿Cuál fue la norma del protocolo infringida por el príncipe William?
Resulta que durante su escapada de dos días a Cornualles, el príncipe heredero se dispuso a dar un paseo por la playa Fistral, en donde tuvo la oportunidad de conversar con algunos niños que se cruzaban en su camino.
Según los reportes de la prensa europea, uno de los infantes, quien se mostró como un gran admirador del royal galés, le mostró uno de sus brazos lesionados, curado con un grueso yeso, algo que, al parecer, conmovió al príncipe, quien siguiendo el ejemplo de su madre, Lady Di, se dispuso a escuchar con atención sobre la afección del menor.
Más adelantada la conversación, el infante solicitó a William su firma sobre su yeso, ante lo cual Su Alteza accedió, sin importar que otorgar autógrafos sea un acto completamente prohibido por el protocolo real.
¿Por qué los royals no pueden firmar autógrafos?
Plasmar su autógrafo en objetos para sus seguidores queda estrictamente prohibido para los miembros de la realeza por motivos de seguridad, ya que el reparto de firmas y dedicatorias hace a los royals mucho más susceptibles a la falsificación de su caligrafía, lo cual puede desembocar en fraudes u otro tipo de problemas relacionados con el plasmado de una signatura replicada.
Por ello, royals como Kate Middleton muchas veces se han detenido a explicar a quienes se acercan ella por un autógrafo que no está autorizada para ello.
De hecho, en varias ocasiones la princesa de Gales se ha rehusado a romper el protocolo, ofreciendo a sus seguidores alternativas a su petición, como la realización de tiernos dibujos sobre la superficie donde se solicitaba la firma.
“Mi nombre es Catherine. No tengo permiso para escribir mi firma, es una de las reglas”, les comentó. Como solución, les dijo “sí puedo dibujar”, dijo en una ocasión Kate a un niño que se acercó inocentemente a ella por una firma.