A pesar de que la reina Isabel II falleció hace más de un año, seguimos descubriendo, al día de hoy, algunos aspectos y datos curiosos que desconocíamos de la vida de la monarca, como la emotiva carta que le escribió a su partera después de dar a luz al príncipe Eduardo, en 1964.
De acuerdo con la información que ha surgido al respecto, Isabel le habría escrito dos hojas a su partera y también amiga, la hermana Helen Rowe, a quien llamaba ‘Rowie’ de manera cariñosa.
Asimismo, parte del contenido de esta tierna carta menciona que Eduardo, siendo en aquel entonces un bebé, era “maravilloso y bueno como el oro que sonríe y se ríe de todos”. Aunque en la misma también la reina se lamentaba por no haber podido despedirse de ella y que espera verla pronto.
“Querida Rowie, lamento mucho que nunca nos hayamos puesto en contacto contigo antes de que te fueras de Londres”, según lo escrito en la misiva. Además, Isabel escribió: “espero que nos veamos cuando regresemos en octubre”, y al final del mensaje estaba su firma ‘Elizabeth R’.
Esto constata que era una persona muy querida para la reina, pues recordemos que ‘Rowie’ no fue solo partera de su hijo, el príncipe Eduardo, sino que también fue la matrona en los partos de Carlos, Ana y Andrés.
Lamentablemente, la hermana Rowe murió dos años después de la fecha que data la carta, en 1966. A su muerte, ella conservaba varias cartas de Isabel, así como fotografías y objetos de la Familia Real británica.
Por otro lado, esta misiva se subastará el próximo 28 de octubre en el Best of Auctions de Eppli, en Alemania.
Las otras cartas de la Reina Isabel
Si bien este documento en especial ha llamado la atención, no es el único que la fallecida monarca llegó a escribirle a su comadrona. De hecho, en enero de 2016 también se pusieron a la venta 5 emisivas —que la madre de Carlos III le envió a Rowe— a través de la casa de subastas Bonhams, en Bath. El comprador pagó 5.820 euros por ellas, sin embargo, pidió mantenerse en el anonimato.
Por último, también existe una misteriosa carta que la esposa de Felipe de Edimburgo escribió en 1986 y que va dirigida para los ciudadanos de Australia. Sin embargo, ella pidió que su contenido se leyera hasta el año 2085, lo cual ha suscitado todo tipo de teorías y misterios.
