El príncipe Harry y Meghan Markle, quienes en 2020 decidieron alejarse de la familia real británica y establecerse en Estados Unidos, enfrentan actualmente a una serie de desafíos que ponen en entredicho su futuro en el país norteamericano.
El futuro incierto de Harry y Meghan en Estados Unidos
Uno de los principales obstáculos para la pareja es la reciente reelección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos. El republicano ha expresado públicamente su descontento con la presencia de la pareja en el país, llegando a amenazar, de manera indirecta, con su deportación. Por lo que esta situación ha generado inquietud en los duques de Sussex, quienes, según informes, han adquirido una propiedad en Portugal valorada en más de 4,7 millones de dólares como “plan de escape de emergencia” ante la posibilidad de ser expulsados de EE.UU.
Además de las tensiones políticas, Harry y Meghan han enfrentado fracasos en sus proyectos profesionales. Recientemente, el documental Polo, producido por la pareja para Netflix, recibió críticas negativas por parte de varios medios, siendo calificado como aburrido y de interés limitado. Este revés ha puesto en duda futuros proyectos de los royals con la plataforma de streaming, incluyendo un programa de cocina propuesto por la exactriz de Suits, que podría ser cancelado si no se garantiza un impacto significativo en la audiencia.
Mientras que en el ámbito personal tampoco la estarían pasando bien, ya que supuestas fuentes cercanas aseguran que Meghan estaría preocupada por la posibilidad de que Harry retome hábitos nocturnos descontrolados. Se ha informado que la californiana habría impuesto un toque de queda para asegurarse de que el pelirrojo royal mantenga una rutina saludable y evite situaciones comprometedoras que puedan afectar su imagen pública.
Estos desafíos, además, se suman a la ya tensa relación que existe entrelos duques con la Familia Real Británica. Las revelaciones hechas por Harry en su libro Spare y en diversas entrevistas han deteriorado aún más los lazos familiares, generando críticas tanto en el Reino Unido como en Estados Unidos. Incluso, expertos en realeza señalan que las acciones del benjamín de Carlos III, percibidas como intentos de obtener beneficios económicos a costa de su familia, han dañado su reputación y dificultan una posible reconciliación.
Así, bajo este contexto, el futuro de Harry y Meghan en Estados Unidos es incierto. Las presiones políticas, los fracasos profesionales y las tensiones familiares conforman un panorama complejo que podría obligar a la pareja a replantear su residencia y sus proyectos a largo plazo. Mientras tanto, su búsqueda de estabilidad y aceptación en su país de acogida continúa enfrentando obstáculos significativos.