El príncipe William, heredero al trono británico y actual príncipe de Gales, ha pasado por una notable evolución a lo largo de los años. Desde su infancia bajo el ojo público hasta su papel actual como futuro rey, su apariencia y personalidad han cambiado significativamente. Su transformación ha sido influenciada por su rol dentro de la familia real, sus responsabilidades y el inevitable paso del tiempo.
Desde el joven príncipe de cabello dorado que conquistó corazones en los años 90 hasta el hombre maduro y comprometido con la monarquía que conocemos hoy, William ha experimentado una evolución física y estilística que refleja su crecimiento personal y su preparación para asumir el trono. A continuación, repasamos su sorprendente antes y después.
Cómo era el príncipe William como niño de la realeza
Nacido el 21 de junio de 1982, el príncipe William Arthur Philip Louis de Gales capturó la atención del mundo desde sus primeros años. Con una sonrisa angelical y un aire encantador, el hijo mayor de Carlos y Diana se convirtió en una de las figuras más queridas de la realeza británica. Durante su infancia y adolescencia, sus rasgos suaves, su melena rubia y su actitud despreocupada lo convirtieron en un joven príncipe muy popular.
La trágica muerte de su madre, la princesa Diana, en 1997 marcó un punto de inflexión en su vida. A los 15 años, William tuvo que enfrentar la pérdida en el ojo público, lo que lo hizo madurar rápidamente. Sin embargo, aún conservaba esa imagen de “príncipe de cuento de hadas” que lo acompañaría durante su juventud.
El príncipe William como universitario y el ícono de la juventud
En su juventud, William continuó siendo el centro de atención. Su paso por la Universidad de St. Andrews en Escocia no solo lo ayudó a construir una vida más independiente, sino que también fue el escenario donde conoció a Kate Middleton, su futura esposa. Durante este periodo, su imagen se consolidó como la de un joven apuesto y carismático, con un estilo más relajado y juvenil.
Sin embargo, fue en estos años cuando comenzaron a notarse algunos cambios físicos. Su cabello, antes abundante, empezó a mostrar signos de adelgazamiento, un rasgo que heredó de su padre, el rey Carlos III. A pesar de ello, William seguía manteniendo una presencia fuerte y un atractivo que lo convirtió en uno de los miembros más admirados de la realeza.
William: el futuro rey
Con su matrimonio en 2011 con Kate Middleton, William comenzó una nueva etapa en su vida. Su rol dentro de la familia real se hizo más serio y sus responsabilidades aumentaron. Su estilo se volvió más formal y sobrio, reflejando su papel como futuro monarca.
En los últimos años, su transformación ha sido aún más evidente. Su cabello ha disminuido notablemente, y su rostro refleja la madurez y el peso de sus obligaciones. Sin embargo, su porte sigue siendo imponente y su compromiso con la monarquía, inquebrantable.
William ha pasado de ser el niño encantador de la realeza a un líder en formación, listo para asumir el trono cuando llegue el momento. Su evolución no solo ha sido física, sino también en carácter y responsabilidad, consolidándolo como una de las figuras más importantes de la monarquía británica.
