Este fin de semana, la duquesa de Sussex realizó una aparición sorpresa en un partido de béisbol junto a su esposo, el príncipe Harry y, como suele ser ya habitual, todas las miradas se fijaron en ella. Para la ocasión, Meghan eligió un vestido negro de Stella McCartney que marcaba su silueta con un cinturón y que combinó con zapatos planos del mismo color, de Aquazzura. Como accesorios, volvió a dejar todo el protagonismo a su anillo de compromiso, el cual está acompañado por una nueva banda de diamantes. Los más observadores también se dieron cuenta de que la antigua actriz volvía a lucir una joya que ya había utilizado durante su primer acto público tras convertirse en madre en las celebraciones oficiales por el cumpleaños de la reina: se trata de una pieza de las que se conocen como anillos de eternidad que guarda un significado muy especial para ella, ya que fue el obsequio con el que Harry la sorprendió en su primer aniversario de casados.
Todo muy bien pensado… con el corazón
Además, el nieto de Isabel II se encargó de trabajar estrechamente con la diseñadora Lorraine Schwartz para personalizar su regalo modificando el concepto original, que por normal general se basa en una banda de oro adornada con piedras idénticas. En su lugar, él decidió añadir a los diamantes tradicionales las piedras que representan el mes de nacimiento de Meghan, el de su pequeño Archie y el suyo propio. En consecuencia, el anillo incluye una esmeralda en honor a su retoño, un zafiro azul que representa a Harry, y un peridoto en tono verde oliva por su esposa.
