Se tiene registro de que la práctica de tatuar data de más allá de 5 mil años atrás de la historia, a partir de vestigios que muestran momias con este tipo de marcas, las cuales solían tener un significado adscrito a las creencias mitológicas, que a su vez dictaban que un tatuaje muchas veces servía de protección ante el mal.
Sin embargo, al pasar de los años, el uso de tatuajes evolucionó hasta, incluso, obtener una connotación negativa, debido a que sectores marginados comenzaron a ser quienes, en su mayoría, portaban este tipo de marcas en la piel.
Sin embargo, rompiendo estigmas y retomando la idea de que un tatuaje puede servir como un signo de identidad, muchas royals han optado por la rebeldía y han aprovechado el hecho de que no exista una inscripción oficial en el protocolo que lo prohiba, sometiéndose a sesiones de tinta y marcando su dermis para siempre con tatuajes discretos, pero con poderosos significados.
Los tattoos de la familia Grimaldi
Una de las casas reales que más ha recurrido al uso de tatuajes en aquella que actualmente es presidida por Alberto II de Mónaco, ya que varios de sus miembros más jóvenes han decidido no ceder ante los estereotipos y no se han conformado con tatuarse en lugares discretos del cuerpo, sino que tan colocado los trazos con tinta en lugares claramente visibles.
Es el caso de la hija de Carolina de Mónaco, Carlota Casiraghi, quien posee un dibujo de estrellas permanente en su abdomen, detalle que quedó descubierto cuando colaboró en un desfile de Gucci.
También perteneciente al mismo árbol genealógico, Estefanía de Mónaco posee una serie de tatuajes alrededor de su muñeca derecha, comprobando que es una de las royals más rebeldes, un carácter que le fue heredado a su hija Camille Gottlieb, quien también tiene un tatuaje, en su caso, es un símbolo de ohm, el cual tiene un importante significado para la cultura budista.
Otra hija de Estefanía que ha seguido su ejemplo es Pauline Ducruet, quien a partir de las publicaciones hechas en su cuenta de instagram ha dejado al descubierto su misterioso tattoo en el antebrazo.
Otras royals con tatuajes
Eugenia de York, nieta de la reina Isabel II, posee también un pequeño tatuaje tras el lóbulo de su oreja, el cual tiene un significado que muchos le atribuyen a su matrimonio con Jack Brooksbank, o al nacimiento de su primogénito August.
Sofía de Suecia, Victoria Federica Marichalar y Lady Amelia Windsor son otras de las royals que no se han resistido a la tentación de tatuarse y poseen en su cuerpo símbolos, no precisamente discretos, dando ejemplo de su humanidad y de la evolución de las reglas conservadoras de la realeza europea.