Como un acto de amor hacia su madre, el príncipe no dudó en adquirir la propiedad en la que su madre vivió por varios años en Filadelfia
Han pasado 34 años desde el fallecimiento de la princesa Grace de Mónaco, sin embargo, sus hijos aún la mantienen viva en sus memorias. Justamente, su hijo, el príncipe Alberto, decidió comprar la casa en la que su mamá vivió su infancia. La residencia ubicada en Filadelfia fue puesta a la venta en julio pasado, por lo que Alberto -al enterarse- no dudó en adquirirla.
?Estoy muy feliz de haber salvado esta antigua casa de la familia de una muerte segura o de ser convertida en un desarrollo habitacional?, explicó.
De esta manera, a través de la revista People, el príncipe de Mónaco confirmó ser el nuevo propietario de la casa que resguarda un recuerdo de su madre. Entre los planes que tiene para ella está el convertirla en un museo.
?Todavía estamos pensando qué vamos hacer con ella. Estamos queriendo habilitar un espacio para montar una exposición o, tal vez, ocupar parte del edificio como oficinas de trabajo para la Fundación Princesa Grace.
El príncipe viajará esta semana a Filadelfia para ver la propiedad, donde él también mantiene recuerdos muy lindos con su familia: ?La casa es muy linda y especial para nuestra familia. Uno de mis primeros recuerdos es de una visita. La abuela preparó una de las habitaciones para mí. Yo debía tener unos 5 años, recuerdo a mi hermana y a mí viendo por la ventana pasar los coches?.
Agregó que no puede esperar llevar a sus hijos a esta residencia sumamente significtiva para su familia.
?Tengo muchas ganas de mostrar la casa a los niños, compartir con ellos, que vean el jardín. Probablemente será el próximo año. Terminaremos de trabajar en la casa y luego tendremos algún tipo de apertura?, comentó.
La propiedad ubicada en la zona de East Falls está construida en un terreno de 279 hectáreas. La edificación tiene un estilo colonial y cuenta con seis habitaciones y un extenso jardín. Su valor es de un millón de dólares, pero luego de una reducción y varias ofertas, el príncipe la adquirió por unos 775 mil dólares.
La casa perteneció a la familia Kelly hasta 1974, cuando la compró el último propietario, quien la conservó durante 40 años.
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