La vida de la reina Isabel II no estuvo exenta del escándalo, ya que en alguna ocasión se le llegó a acusar de haber sido infiel al duque de Edimburgo, con su íntimo amigo Lord Porchester, mejor conocido como “Porchie”.
Los supuestos pormenores de tal affaire, incluso fueron retratados en la popular serie de Netflix “The Crown”, lo cual hizo que el rumor se popularizara, incluso, entre las nuevas generaciones.
Sin embargo, la realidad es que jamás existió algo más que una amistad entre Lord Porchester y la reina, según lo confirmó el hijo de “Porchie” ante el Daily Mail. “Eso está muy lejos de la realidad”, dijo George Herbert hablando acerca de las insinuaciones planteadas en “The Crown”.
“Su vínculo estaba ligado al amor por el campo”, sentenció el también ahijado de la fallecida monarca.
¿Quién era Lord Porchester, el supuesto amante de Isabel II?
Henry Herbert, mejor conocido como Lord Porchester fungió como gerente del establo de carreras de la reina. El hombre fue cercano a Isabel hasta el momento de su muerte, sucedida en 2001, cuando él tenía 77 años de edad.
Herbert se convirtió en el séptimo conde de Carnarvon en 1987 y, según varias versiones extraoficiales, logró robar el corazón de la antes princesa Lilibet debido a que compartían su pasión por los caballos.
De acuerdo a diferentes tipos de testigos, a los amigos se les podía ver juntos en el palco real, donde solían observar las carreras de caballos de Epsom o en las de Newbury.
Isabel y “Porchie” se conocieron cuando ella todavía no era reina y cuando aún no había conocido a su marido, Felipe de Edimburgo. Ambos compartieron íntimos momentos juntos, lo cual hizo que la reina y él permanecieran en contacto hasta que la muerte los separó. El funeral de Lord Porchester fue uno de los pocos a los que asistió Isabel II a lo largo de su vida.
¿Qué se dice en “The Crown” sobre Lord Porchester?
La primera aparición de “Porchie” en The Crown sucede en la primera temporada, en la cual también se retratan varias tensiones en el matrimonio de la reina y Felipe de Edimburgo, ocasionadas por los celos que el duque sentía por el íntimo amigo de Isabel.
Según la ficción, Isabel llegó a instalar una línea telefónica directa a los establos reales, para comunicarse con su íntimo amigo, aficionado a los caballos, una decisión que provocó una acalorada discusión en el matrimonio.
Sin embargo, para calmar los ánimos, la monarca aseguró que Porchie era “como de la familia” y “parte del mobiliario”, a lo que Felipe replicó con ironía, “siempre y cuando no te sientes sobre él”.