La prensa denominó “Megxit” al alejamiento del príncipe Harry y Meghan Markle del reino británico. Esta importante decisión, la cual marcó para siempre el rumbo de la Familia Real fue anunciada el 8 de enero de 2020.
El fenómeno implicó la renuncia de los duques de Sussex a sus deberes como miembros de alto rango de la familia real británica para pasar a vivir en Estados Unidos, la tierra natal de Meghan.
Sin embargo, por más escandaloso que resultó la retirada de Harry y su esposa, este no se trató del primer caso de un royal británico que se enamoró de una plebeya estadounidense y decidió renunciar a todo, ya que anteriormente existió Eduardo VIII, tío de la reina Isabel, quien tras meses de haber sido proclamado rey, decidió abdicar por amor.
¿Cuál es la historia de Eduardo VIII el primer royal británico en renunciar a sus deberes para casarse con una estadounidense?
La historia vio suceder el caso del primer Windsor en renunciar a sus deberes reales por amor en diciembre de 1936, cuando el abuelo de la reina Isabel II, Jorge V, murió y su tío Eduardo VIII lo sucedió como rey. En ese momento, Isabel pasó a ocupar el segundo puesto en la línea de sucesión al trono después de su padre, el duque Alberto de York.
Exactamente fue el 10 de diciembre de 1936, cuando el entonces rey Eduardo decidió firmar el instrumento de su abdicación, con lo que se iniciaba oficialmente el proceso de dejar el trono y renunciar a sus privilegios. Fue entonces, que la llamada princesa Lilibet tuvo que asumir su rol de heredera.
A sus 42 años, Eduardo había reinado menos de un año, tras ascender al trono en enero tras la muerte de su padre. Sin embargo, el amor por una joven socialité hizo que tomara la decisión de abandonar su rol como nuevo monarca.
El nombre de la mujer que propició la abdicación del tío de la reina Isabel era Wallis Simpson, una estadounidense divorciada, cuyo perfil escandalizó al reino y causó una crisis constitucional, después de que Eduardo decidiera pedirle matrimonio.
La historia marca que a pesar de que legalmente tanto Wallis como Eduardo podían casarse, los ministros le recomendaron al rey que no lo hiciera, ya que el pueblo jamás aceptaría a su mujer como reina; como monarca constitucional Eduardo estaba obligado a aceptar el consejo de los ministros.
Jorge V había expresado sus opiniones acerca de su hijo mayor: “Ruego a Dios que mi hijo mayor nunca se case ni tenga hijos, para que nada se interponga entre Bertie y Lilibet y el trono”. Sin embargo, el tío de Isabel se negó a dejar a la mujer que amaba.
Finalmente, tras pasar la Navidad de 1936 bajo el conocimiento de su nuevo rol como rey, el padre de Isabel II y su esposa, Isabel Bowes-Lyon “la reina madre”, fueron coronados el 12 de mayo de 1937, la cual era la fecha elegida originalmente para la coronación de Eduardo.