La relación entre el príncipe William y Kate Middleton ha sido retratada por muchos como un romance de cuento de hadas. Sin embargo, detrás de esas sonrisas y glamour, hubo momentos de tensiones, celos y decisiones difíciles.
De hecho, uno de sus momentos clave en su relación se produjo en 2007, cuando la princesa, que entonces era una joven plebeya que vivía bajo el ojo implacable de la prensa, decidió poner un ultimátum sobre la mesa.
Así fue cómo Kate Middleton puso un alto al príncipe William
En ese entonces, ya llevaban varios años juntos pero su romance parecía estar en peligro. William había comenzado a ser fotografiado en fiestas con otras mujeres e incluso llegó a ser captado borracho. Lo que generaba rumores y titulares incómodos para Kate.
De hecho, tabloides británicos como The Mirror señalan, a partir de fuentes cercanas, que para Middleton era muy frustrante porque cada vez que él se comportaba así en público “estaba degradando su imagen y la de ella”.
Fue entonces cuando Kate, harta de la situación, le dio al príncipe William un ultimátum. “O cambias, o me pierdes”, fue el mensaje claro que le transmitió, según lo que recogen desde el citado medio, ya que ella no estaba dispuesta a soportar más humillaciones públicas ni la sensación de inseguridad sobre su futuro con el príncipe.
Luego de este ultimátum, en abril de 2007, la pareja rompió. Fue una ruptura breve, pero significativa ya que el heredero al trono inglés tuvo tiempo para reflexionar sobre lo que realmente quería y, afortunadamente, reconoció que no quería perder al amor de su vida. Por lo que unos meses después volvieron a estar juntos y el resto es historia.
Este episodio, aunque poco mencionado en los relatos oficiales, fue crucial para su relación ya que marcó un antes y un después. Además, a partir de ahí, el primogénito de Carlos III cambió su comportamiento y se ha dedicado de lleno a su familia
Lo que en su momento pareció ser una ruptura definitiva se convirtió en una oportunidad para fortalecer su relación que, con el tiempo, demostraría ser a prueba de desafíos. Algo que, en este año, quedó más que demostrado con el diagnóstico de cáncer de la princesa de Gales.
Durante esta dura etapa, el príncipe dejó de lado gran parte de su agenda y de sus deberes reales para cuidar de su mujer y de su familia. Lo cual constata que se siguen apoyando más que nunca.