La plebeya que se convirtió en princesa y cambió su vida inmersa en adicciones, enfrenta una agotadora enfermedad que tiene a todos a la expectativa.
La casa real noruega anunció hace poco que la querida princesa Mette-Marit, quien actualmente se encuentra más vulnerable que nunca, sufre de una extraña condición médica llamada fibrosis pulmonar, padecimiento degenerativo que deriva en la cicatrización de los pulmones, complicando la respiración. Si bien esta enfermedad no es del todo desconocida, es algo crónico que no tiene cura y resulta inusual en pacientes menores de 75 años de edad. Pero, ¿qué ocurre en realidad con la royal y cómo puede afectar su desempeño público y su vida personal?
Por medio de un comunicado oficial, fue la misma princesa la que se expresó sobre sus malestares y explicó el porqué de sus ausencias en la agenda real. “Durante varios años he tenido dificultades de salud de manera regular; ahora sabemos más sobre los motivos. Dicho problema supondrá un cambio en la capacidad de trabajo... El príncipe heredero y yo elegimos informar sobre esto ahora, en parte porque en el futuro será necesario planificar periodos sin un programa oficial, en función del tratamiento y cuando el padecimiento sea más activo”, comentó, despertando la empatía de todos.
Más allá de la fibrosis
Mette-Marit ha enfrentado una dura batalla por años, pues, además de la fibrosis pulmonar, su cuerpo tiene “el síndrome de los cristales”, una dolencia en el oído interno adicional que, aunque no es grave, sí es muy molesta y genera fuertes mareos, vértigo constante e inclusive pérdida del equilibrio. Los nuevos síntomas aparecieron en la vida de Marit a partir de 2015, por lo que ahora se sabe que fue por este motivo que no se presentó a ciertas celebraciones reales a los que sí debió asistir su esposo, el príncipe heredero Haakon Magnus de Noruega, quien se muestra optimista ante el futuro de la madre de sus hijos.
Su familia la ha apoyado de modo incondicional, entre ellos su primogénito Marius Borg, quien es independiente desde hace un tiempo y radica en Londres. Según medios locales, el joven voló a Noruega para acompañar a su madre, e incluso hay quienes refieren que volverá a vivir en el palacio real para estar junto a ella y a sus dos hermanos menores, Ingrid Alexandra y Sverre Magnus.
La vida de la princesa, sin duda, no ha sido fácil, por el contrario, no sólo ha encarado un difícil estado de salud, además ha salido airosa de complicados pasajes de su vida al sobrevivir al mundo de las adicciones.
Un pasado que la persigue
Hija de padres divorciados, la infancia de la princesa se desarrolló en Kristiansand, al sur de Noruega. De niña le gustaba jugar volibol y nunca fue buena estudiante, aunque comenzó a cursar tres carreras: ingeniería, antropología social y periodismo, sin terminar ninguna. Viajera incansable, en alguna de sus travesías estuvo en la Universidad de Oslo, lugar donde ejerció como camarera y pasó una terrible temporada, pues se adentró en el peligroso mundo de las drogas. Uno de sus episodios más vergonzosos fue aquel en que fue deportada de India por aparecer inconsciente en la puerta del consulado.
Durante esa época, Mette trabajó como camarera y tuvo a Marius con Morten Borg, un hombre que fue procesado por el delito de tráfico de estupefacientes y ella, incluso, lo frecuentaba en la cárcel. Un poco más tarde, aún embarazada, entró al reality show Lysthuset (en español La casa del placer), cuyo objetivo era encontrar pareja, y más adelante salió a la luz un video suyo en donde se le ve muy cariñosa con otra mujer. Todos éstos fueron elementos que le jugaron en contra ante la opinión pública en 1999, época en que salió a la luz su relación con el príncipe Hakoon, a quien conoció durante el Festival Quart en Kristiansand. El príncipe quedó encantado con ella, pero fue dos años después que volvieron a verse e iniciaron una relación, sin importar que ella era madre soltera. Y como era de esperarse, Mette no era del todo el prospecto que la realeza buscaba en su círculo.
A pesar de los escándalos en los que se había visto envuelta, decidieron irse a vivir juntos, lo cual fue un gran problema para la realeza debido a que, si bien en Noruega no está mal visto que una pareja radique junta sin casarse, para la casa real no es correcto que no caminen por el altar y menos al considerar que alguien con su perfil aspira a ser la futura reina del país.
Las autoridades de Noruega no dejaron pasar el asunto y se pronunciaron al respecto, calificando su relación como un riesgo para la seguridad de la realeza. Fue entonces que ella tuvo que pedir perdón en público por su pasado y firmó un acuerdo en el que se comprometió a abandonar el palacio sin beneficio económico alguno en caso de que se divorciara de Haakon.
No obstante, 17 años después de ese rudo inicio en la monarquía, Mette-Marit ha conseguido conquistar a una gran parte del pueblo noruego. Muchos siguen sin convencerse de que ella sea la persona ideal para ocupar el lugar de la muy querida reina Sonia, pero si bien su estado débil de salud ha provocado su ausencia en los eventos oficiales, la princesa no deja de luchar. Prueba de ello fue su radiante aparición en la pasada ceremonia de los Premios Nobel, en Oslo, donde lució un vestido bicolor y silenció así a muchos que la creían derrotada.
ROYALS VS. ENFERMEDADES DIFÍCILES
Hussein I de Jordania
En 1998, el rey confirmó, en una carta escrita a su hermano, que tenía un tumor canceroso. Este mal lo tuvo internado en la Clínica Mayo de Rochester, en Estados Unidos, donde le practicaron un trasplante de médula, así como quimioterapia. Falleció en 1999.
Reina Isabel
La reina madre sufrió de cáncer en dos ocasiones: en 1966 se le detectó en el colon y estuvo dos semanas internada en el hospital. Para 1984, lo padeció en el pecho, que otra vez volvió a librar, esto según el libro The Queen Mother: The Official Biography.
Kate Middleton
La duquesa de Cambridge no la ha pasado nada bien durante sus embarazos por la hiperémesis gravídica, un malestar común durante la gestación, pero muy incómodo al producir náuseas y vómitos constantes durante los meses de gestación.
Salmán bin Abdulaziz
A sus 83 años, el rey de Arabia Saudita ha presentado síntomas de Alzheimer y los rumores de demencia senil son cada vez más fuertes. Por ello su hijo, el príncipe Muhammad bin Naif bin Abdulaziz Al Saud, se ha hecho cargo de ciertas funciones reales.