El delicado estado de salud del Papa Francisco ha generado una gran preocupación durante los últimos días ya que sigue siendo crítico. Sin embargo, también ha evidenciado la manera clara y transparente con la que ha informado diariamente de la situación. Algo que dista mucho del secretismo con el que la Casa Real Británica abordó el cáncer de Kate Middleton.
Mientras el Vaticano ha adoptado una política de transparencia y dar detalles sobre la salud del Sumo Pontífice, la Casa Real británica fue mucho mas reservada en cuanto a la salud de la princesa de Gales. Al grado de que se se creo una gran polémica y surgieron una gran cantidad de teorías conspirativas sobre su desaparición pública.
La transparencia del Vaticano sobre la salud del Papa Francisco
Desde su ingreso en el Hospital Gemelli de Roma el 14 de febrero de 2025 debido a una bronquitis que evolucionó a neumonía bilateral, el Vaticano ha emitido comunicados de manera regular que informan el parte médico del Papa Francisco, de 88 años. En dichos informes se detalla desde los estudios médicos y análisis que le han realizado hasta cómo pasa la noche en el hospital y las personas que lo han visitado.
En tanto que esta política de comunicación abierta tiene sus raíces desde el atentado contra el Papa Juan Pablo II en 1981. Desde entonces, el Vaticano ha mantenido una estrategia de transparencia para mantener informados a los fieles y al público en general sobre la salud de sus líderes espirituales.
Ello, además, da una gran lección a otras instituciones, como las monarquías, sobre la manera de comunicar a sus seguidores este tipo de situaciones de sus representantes. La Santa Sede, por su parte, ha decidido no ocultar nada y hablar con la verdad sobre la condición de Francisco, mientras que la corona británica decidió ocultar el diagnóstico de cáncer de la princesa hasta que ya no se pudo.
¿Cómo gestionó la Casa Real Británica el cáncer de Kate Middleton?
En contraste, la Casa Real británica ha manejado siempre con gran secretismo la salud de sus miembros. Cuando la reina Isabel II falleció, apenas y dos días antes de su deceso, el 6 de septiembre, Buckingham Palace emitió un comunicado en el que decía que sus doctores estaban preocupados por su salud y que seguiría en supervisión médica. Mientras que el día 8 del mismo mes habría muerto.
Mientras que en el caso de Kate, fue en marzo de 2024 cuando anunció públicamente su diagnóstico de cáncer tras permanecer meses en silencio y sin decir nada sobre la condición de la royal de 43 años. De hecho, los palacios de Kensington y Buckingham borraron a la princesa de Gales de su comunicación. Y aunque sí se informó que inició un tratamiento de quimioterapia preventiva, los detalles específicos sobre su estado de salud y el tipo de cáncer son datos que hasta hoy son una incógnita.
De hecho, a lo largo de su tratamiento, las actualizaciones fueron limitadas. No fue sino hasta enero de 2025 que la princesa comunicó que su cáncer estaba en remisión, expresando alivio y gratitud por el apoyo recibido.
Así, la comparación en la comunicación de la salud del Papa Francisco y la de Kate Middleton pone de manifiesto enfoques contrastantes en comunicación y tratamiento médico. Mientras el Vaticano opta por una transparencia detallada para mantener informada a la comunidad católica global, la Casa Real británica prefiere una mayor privacidad, compartiendo información de manera más selectiva. Algo que parece ser cada vez menos aceptado.
