El fin de semana el mundo entero fue testigo de la proclamación del nuevo monarca de Dinamarca, así como de la firma de abdicación de la reina Margarita, un momento que nos ha recordado también a cuando el rey Carlos III de Inglaterra firmó su proclamación, gracias a un curioso detalle.
Recordemos que el domingo 14 de enero, como parte del proceso de sucesión, Margarita firmó el documento en el que declaraba su abdicación durante una reunión con el Gabinete danés, la cual se llevó a cabo en el Palacio de Christiansborg, en Copenhague. Un acto sencillo y corto en el que la monarca decía adiós al trono.
El curioso detalle en la firma de la abdicación de la reina Margarita
Así pues, para el momento de la firma de documentos, la reina utilizó un sencillo bolígrafo de color verde que, para sorpresa de muchos, suele llevar siempre en su bolsillo. Este curioso detalle llama bastante la atención, sobre todo si tomamos en cuenta que bien pudo haber elegido una tinta con un aspecto mucho más elegante para un evento tan importante como este.
Sin embargo, parece ser que la monarca saliente prefirió usar el que es su bolígrafo favorito de toda la vida para ello. A lo mejor y porque sabía que no le iba a fallar o a hacerle pasar una mal jugada, cosa que al rey Carlos sí le sucedió en su proclamación.
Por si no lo recuerdas, en el momento que el monarca británico se disponía a firmar los papeles, hizo un gesto de enojo porque le pidió dos veces a su asistente para que le retirara la bandeja de bolígrafos de su escritorio, la cual no le permitía escribir cómodamente. Esto momento se volvió viral y generó todo tipo de bromas y comentarios por parte de los usuarios.
Sin embargo esta no fue la única ocasión en la que el rey pasó por un momento incómodo al firmar unos papeles, pues algo similar le volvió a pasar cuando acudió a una importante ceremonia en el castillo de Hillsborough, en Irlanda del Norte.
En esa ocasión, se reunió con miembros de la asamblea de aquel país y al final de la visita, participó en un acto de firma de libros, sin embargo, el momento no salió como esperaba, ya que Carlos III se enojó porque su bolígrafo goteaba tinta y le había manchado la mano. “¡No puedo soportar esta maldita cosa!”, dijo molesto y se retiró de la sala.