La mujer con más títulos nobiliarios de todo el mundo no renuncia al amor y a sus 85 años, contrajo matrimonio con su pareja Alfonso Diez de 60 años. La aristócrata española se casó por tercera vez y, en esta ocasión, por amor, en una ceremonia que se celebró justo como la duquesa quería: al puro estilo andaluz.
Su nombre completo no es fácil de recordar: María del Rosario Cayetana Paloma Alfonsa Victoria Eugenia Fernanda Teresa Francisca de Paula Lourdes Antonia Josefa Fausta Rita Castor Dorotea Santa Esperanza Fitz-James Stuart y de Silva Falcó y Gurtubay. Sin embargo, a ella le gusta que la llamen simplemente Cayetana. Tiene parentesco con la reina Isabel II de Inglaterra y con Winston Churchill; posee más títulos que ningún otro noble en todo el planeta y además de ser una destacada mujer en los ámbitos sociales y económicos de España, también presume de una personalidad por la que no pasan los años.
En su vida nunca ha faltado la riqueza material, pero sí la figura materna que perdió a los siete años de edad. Su padre se encargó de darle una educación exquisita, aprendió cinco idiomas y asistió a las mejores escuelas de Europa. No obstante también fue testigo de eventos terribles como la Guerra Civil Española y de la Segunda Guerra Mundial.
Cuando era joven, debía someterse a las normas de su condición aristocrática y eso no sólo se reflejo en sus amistades, pues también tuvo que renunciar a grandes amores y adaptarse a relaciones no deseadas. Hoy a sus 85 años la duquesa de Alba demuestra que es una persona de espíritu libre y a pesar de haber tenido un amorío muy criticado con Alfonso Diez, por fin se unió en matrimonio con él en la capilla del palacio de Dueñas en la ciudad andaluza de Sevilla.
El enlace de los duques de Alba
A primeras horas del día miles de fotógrafos esperaban fuera del palacio, ansiosos por obtener alguna imagen de la que se ha considerado " la boda del año” en España. El novio llegó acompañado de la madrina Carmen Tello, -intima amiga de Cayetana-. También asistieron 38 invitados quienes disfrutaron en vivo y en directo el momento en el que la pareja unía sus vidas. El hijo mayor de la duquesa llevó a su madre al altar, ejerciendo como padrino de la boda. Una vez en la capilla los novios intercambiaron miradas de complicidad y el párroco, quien además es amigo de la pareja, comenzó la celebración.
La boda transcurrió como la duquesa deseaba, es decir, rodeada de sus amigos cercanos y de sus hijos, sin embargo dos de ellos no asistieron a la boda: Eugenia, fue ingresada ese día en el hospital por varicela y Jacobo se disculpó por un repentino viaje a Francia.
Cuando termino la boda, los nuevos esposos bailaron su primer pieza dentro de la capilla y sus amigos y familiares aplaudieron con gran efusión.
Mientras los invitados disfrutaban de un aperitivo, los recién casados salieron a saludar a la gran cantidad de personas que esperaban afuera del palacio de Dueñas. La duquesa se sentía tan feliz que bailó una “sevillana” frente a su público. Terminó por quitarse los zapatos y lanzó su ramo nupcial a la gente que la observaba en señal de agradecimiento. La afortunada en recoger el bouquet fue una estudiante de enfermería a quién la duquesa dio un cariñoso beso.
Después los novios se dirigieron a uno de los salones del palacio para disfrutar del banquete. El menú estaba compuesto de ensalada de angulas, arroz con langostinos, solomillo Wellington, ave al limón y gran variedad de postres como: pastel de novios, tarta de almendras, tocinillo de coco y un helado llamado “trilogía Alba” realizado en una heladería de Sevilla.
El estilo de la novia
Victorio&Luchino fueron los diseñadores españoles que se encargaron del ajuar de la novia. Sin embargo, el estilo y detalles del vestido no fueron revelados hasta el día del enlace. Pensando en el espíritu de la duquesa de Alba, los diseñadores andaluces crearon un modelo confeccionado en gasa de seda natural de color rosa “coquillage” y encaje de “balencie”. Para darle un toque de sofisticación al escote de corte barco, los diseñadores usaron pespuntes de encaje para adornar el cuello. Tanto las mangas abullonadas como los hombros, estaban adornados con delicadas aplicaciones de perlas enmarcadas por flores confeccionadas en organza. En la espalda lució una delicada tira de botones forrados con la misma tela y para enmarcar la cintura, la duquesa llevó una cinta de terciopelo verde. En la base de la falda sobresalían tiras de tela fruncida que emulaban las faldas de las sevillanas.
Las medias de red en el mismo color combinaban a la perfección con los zapatos de la marca española Pilar Burgos, los cuales fueron realizados para la ocasión en gasa y adornos de perlas y flores como las de las mangas. Pero sin duda, el detalle más curioso es que la novia no quiso perder la tradición y llevó en la pierna derecha el clásico liguero de novia con listón azul.
En cuanto a la joyería, la duquesa de Alba eligió un broche en el pelo y unos aretes en forma de lágrima doble cubiertos de diamantes; ella misma se los regaló a su hija Eugenia y se los pidió prestados para lucirlos en ese día tan importante. Con la idea de recordar sus antiguos matrimonios, la duquesa optó por llevar la pulsera de diamantes que su primer marido le regaló el día de su pedida de mano y lució una alianza de boda de oro amarillo similar a la que usó en su segunda boda. En cuanto al maquillaje -de acuerdo a lo que comentó la madrina de la novia- la duquesa decidió no maquillarse pues quería lucir muy natural, tampoco se retocó el escote con polvos mate como se lo habían aconsejado, pero a la duquesa no le hizo falta nada para disfrutar al máximo su gran día.
Detalles nupciales
Herencia a cambio de boda
Los hijos de la duquesa de Alba se oponían al enlace con Diez, por ser 25 años menor que ella. También hubo muchos rumores en la prensa sobre las verdaderas intenciones del ahora duque. Para callar las lenguas, la aristócrata decidió repartir su fortuna en vida a sus hijos y nietos. Diez tuvo que renunciar a los bienes de la noble familia, pero como compensación el nuevo duque consorte recibe un sueldo vitalicio de 2000 euros al mes desde el día de la boda.
El traje del novio
Alfonso Diez lució un chaqué color gris y corbata azul rey con lunares blancos. El novio compró el traje en la tienda madrileña MAN y se dice que el precio rondó los 2500 euros.
Luna de miel
Para relajarse después de la boda y esperar a que Eugenia Martínez de Irujo se recuperara de la varicela, los duques pospusieron hasta noviembre el tan anhelado viaje de recién casados en Tailandia. Ambos deseaban recorrer algunas provincias de este país y celebrar a lo grande su nuevo camino en pareja y aunque los médicos no aconsejaban a la duquesa hacer un viaje tan largo, ante ella nada se opone. En el viaje se hicieron acompañar de Lola la secretaria personal y amiga inseparable de la duquesa y de alguna de las doncellas que trabajan cada día con Cayetana.
La decoración
Todas las flores y los adornos de la boda estuvieron supervisados por Cayetana, pues no quería perderse del más mínimo detalle.
Curiosidades de la aristocracia
Días antes de la boda, Alfonso Diez recibió su nuevo título como duque en una audiencia con el rey de España, quien lo felicitó con un fuerte abrazo por el matrimonio. Sin embargo, si la duquesa muriera antes que él, Carlos el hijo de la duquesa sería quien se convertiría en el titular del ducado.
La duquesa quiso que sus exnueras y su exyerno asistieran al enlace. Primero por el gran afecto que siente hacia ellos, pero también porque para ella el divorcio no es una palabra que exista en su vocabulario.
Se dice que Jacobo el hijo de la duquesa, optó por no asistir a la ceremonia ya que no está de acuerdo con el reparto de bienes de la herencia de la duquesa.
Los amores de Cayetana
Pepe Luis Vázquez, un amor imposible
Es un torero español retirado que actualmente tiene 89 años. En su juventud, mantuvo un romance con Cayetana cuando ella tenía solo 16 años. Para la duquesa fue un gran amor que no pudo prosperar, ya que cuando su padre se enteró le prohibió volver a verlo.
Luis Martínez de Irujo, su primer marido
Conoció a este ingeniero, -hijo de los duques de Sotomayor- durante una corrida de toros; siguiendo los consejos de su padre al poco tiempo formaliza su noviazgo con él.
Cuando le pidió la mano, ella tenía solo 21 años. Ella le regaló un reloj de oro (el cual ahora usa su hijo mayor) y él una pulsera de diamantes. Finalmente se casaron en el altar mayor de la catedral de Sevilla el 12 de octubre de 1947. Ella entró en la iglesia con música de Wagner y lució un vestido diseñado por la modista Flora Villareal de raso natural con encaje de Bruselas del siglo XVII. En cuanto a los accesorios, la joven llevó un velo de tul de cinco metros y una corona de perlas y diamantes que perteneció a su madre. El enlace tuvo gran repercusión social y en esa época fue catalogada como la boda más cara del mundo.
La luna de miel fue de seis meses entre América y Europa y ella llevaba once baúles de ropa. Su primer hijo Carlos nació el 2 de octubre de 1948, después Alfonso (1950), Jacobo (1954), Fernando (1959), Cayetano (1963) y Eugenia (1968). A los 46 años la duquesa quedó viuda, esto le significó un gran dolor pues confiesa que aún estaba perdidamente enamorada de él.
Jesús Aguirre Ortiz de Zarate, el segundo esposo
Cinco años después de la muerte del padre de sus hijos, rehizo su vida con este maestro en teología. Fue una relación polémica, no sólo porque se casaron a los cuatro meses de conocerse, sino porque él era ex sacerdote e hijo de una madre soltera. Sin embargo, poco importó lo que dijeran los demás y Cayetana y él se unieron en matrimonio religioso en 1978. El vestido de la novia fue un diseño de André Lang en tonos beiges con flores y eligió un collar de perlas para complementar su atuendo. El matrimonio duró 23 años, hasta que en el 2001 Jesús Aguirre murió a causa de cáncer de laringe.
Alfonso Diez Carabanes, actual duque consorte
Se conocieron hace tiempo en una tienda de antigüedades cuando su segundo esposo era amigo del hermano de Alfonso. Coincidían en algunas ocasiones pero fue hace tres años cuando empezaron a salir formalmente. Iniciaron asistiendo a eventos sociales, después hicieron viajes y al poco tiempo se les podía ver paseando por las calles. Desde el principio de esta relación la duquesa sabía que quería volver a casarse pero sus hijos se opusieron; ella negó en más de una ocasión que su novio estuviera tras su fortuna y ahora por fin han unido sus vidas para siempre.