Alberto de Mónaco ha celebrado esta semana su cumpleaños número 66 de una forma muy especial, ya que casi toda la nación monegasca se paralizó por unas horas para celebrar a su príncipe en este gran día.
Los ciudadanos se dieron cita en el palacio principesco para festejar al soberano de Estado con una multitudinaria fiesta en la que, además del cumpleañero, estuvieron presentes su mujer, la princesa Charlène y sus hijos Jacques y Gabriella, así como el resto de la Familia Grimaldi.
La multitudinaria fiesta de Alberto de Mónaco
Este encuentro masivo entre la gente y el príncipe fue una iniciativa de la asociación ciudadana Objectif Mónaco, la cual invitó a toda la población en general a reunirse, al mediodía del pasado jueves 14 de marzo, en la plaza del Palacio del Príncipe para “una manifestación pública, espontánea y festiva”.
Mientras que el público se sumó gustoso a esta convocatoria para demostrarle su apoyo y cariño al hijo de Rainiero III y de Grace Kelly en su cumpleaños, por lo que muchos llevaron sus banderas y tampoco dudaron en corear su nombre para celebrarle por todo lo alto, como la tarta gigante que partió en frente de todos los presentes.
Y ya entrados en el postre, déjanos contarte que este se trataba de una tarta de cumpleaños con varios pisos de altura, decorada con la bandera y el escudo del principado. Algo que seguramente debió encantarle a sus hijos por su enorme tamaño.
Aunque también hay que resaltar la gran paciencia de todas las personas que se dieron cita, ya que tuvieron que esperar casi dos horas para poder ver al príncipe y entonarle el famoso ‘Cumpleaños feliz’, tocado por la Orquesta de los Carabinieri.
La gran complicidad entre el príncipe Alberto y Charlène de Mónaco
Durante la misma celebración pública, Alberto y Charlène protagonizaron un emotivo momento en el que se dejaron ver muy cariñosos y unidos, pues en medio del gran ambiente festivo el príncipe decidió darle un beso en la mejilla a su esposa, quien vestía un glamuroso vestido gris de punto con escote cruzado, manga tres cuartos y falda tubo con el largo por debajo de la rodilla.
Asimismo, este tierno gesto disipa los constantes rumores de separación que maneja la prensa y, por el contrario, deja en evidencia la gran complicidad que tiene la pareja real y que no existe ninguna crisis en su matrimonio.