En la Europa contemporánea, varias monarquías se preparan para la ascensión de futuras reinas en los próximos años, como la princesa Leonor de España y la princesa Amalia de los Países Bajos, entre otras mujeres royals.
Sin embargo, este cambio generacional también plantea una nueva interrogante: ¿qué papel desempeñarán los consortes de estas próximas reinas? Una pregunta que cobra una gran importancia si tomamos en cuenta que, históricamente, las tradiciones de la realeza han sido predominantemente masculinas.
¿Qué es el estatus de consorte real?
Tradicionalmente, las monarquías europeas han otorgado el título de “Reina Consorte” a la esposa de un rey, permitiéndole asumir ciertas funciones ceremoniales y recibir el tratamiento de “Majestad”. Sin embargo, la cosa cambia cuando una mujer asciende al trono, ya que su esposo no recibe automáticamente el título de “Rey Consorte” ni el tratamiento de “Majestad”. Algo que para algunos hombres pudiera ser humillante.
Un ejemplo de ello es Felipe de Edimburgo, esposo de la reina Isabel II del Reino Unido, quien, durante 69 años, mantuvo el título de príncipe y jamás fue llamado rey. Lo mismo pasó en Dinamarca con el marido de la reina Margarita II, el príncipe Enrique, ya que él siempre renegó por no ser considerado monarca consorte. Un reclamo que tuvo su punto más álgido en 2017, cuando declaró públicamente que cuando muriera no querría ser enterrado junto a su mujer si no era llamado rey.
¿Qué papel tendrán los consortes de las futuras reinas de España?
Por lo mismo, ante la inminente llegada al trono de princesas herederas como Leonor, Amalia, Victoria de Suecia y Elisabeth de Bélgica, surge la necesidad de redefinir el papel de sus futuros consortes. Estos hombres enfrentarán el desafío de apoyar a sus esposas en roles de alta exposición pública, pero sin asumir funciones constitucionales ni eclipsar la figura de la reina. Un reto que no se ve tan fácil de asumir.
Además, la falta de un rol claramente definido puede generar incertidumbre, presión mediática y, por qué no, hasta problemas matrimoniales. Tal y como ya ha pasado en otras monarquías. Eso sin contar que los consortes deberán equilibrar su vida personal con las expectativas públicas de la institución monárquica.
Sin embargo, figuras como la reina Letizia de España han logrado redefinir el papel de consorte, involucrándose activamente en causas sociales y utilizando su plataforma para promover temas de relevancia pública.
Por lo que, tal vez, la clave para que los futuros consortes de las reinas europeas puedan asumir el ser el segundo al mando esté en seguir el ejemplo de la esposa de Felipe VI y adopten roles más activos y visibles, apoyando iniciativas sociales y representando a la monarquía en diversos ámbitos. No obstante, deberán hacerlo con cautela para no sobrepasar los límites de su posición y respetar la primacía de la reina.