Callado, sencillo y enigmático. Así es Daniel Westling, el gran amor de la princesa Victoria de Suecia.
El plebeyo Daniel Westling se ha convertido en el príncipe Daniel de Suecia y duque de Västergötland, aunque para muchos, por su origen sencillo, es “el príncipe del pueblo”. Hay quienes dudan de que Daniel influirá en la futura vida de los royals, pero la verdad es que la boda de la princesa Victoria con él ha aumentado la popularidad de la Casa Real. Como todas las monarquías europeas, la sueca está preocupada por su permanencia en el poder, pues la crisis económica tiene a los ciudadanos muy mal, y muchos quisieran abolirlas, ya que viven de los impuestos que paga el pueblo. Por eso Daniel es “como una brisa fresca” y una inyección de democracia en la muy protocolaria dinastía Bernadotte, con más de 200 años de que un sencillo mariscal francés del ejército de Napoleón Bonaparte fuera elegido “a dedo” por los ancianos príncipes suecos para ser su rey. https://www.instagram.com/p/B_2cdlMAD7Y/ Nunca una boda real había sido más bienvenida, desde que en 1976 el rey Carlos Gustavo se casó por amor con la plebeya alemana-brasileña Silvia Sommerblath. En ese mismo 1976, el ya mayor príncipe Bertil de Suecia se casó con la también plebeya Lillian Craig, quien fue el gran amor de su vida.
Daniel Westling, de plebeyo a príncipe de Suecia
Pero ¿quién es Daniel Westling? ¿Qué labor realiza junto a su mujer, la princesa Victoria, ahora y después, cuando ella herede el trono? Daniel es un hombre sencillo, callado, que viene del pueblo, hijo y nieto de empleados públicos y granjeros. Esto puede ayudar a que Victoria aprenda más sobre sus súbditos y entienda mejor los problemas de los menos afortunados. https://www.instagram.com/p/CBdTA7rAIsy/ Nacido el 15 de septiembre de 1973, Daniel creció en el pueblo marino de Ockelbo, un lugar modesto con menos de 3 mil habitantes, en la familia de Olle y Eva Westling; tiene una hermana llamada Anna. Cuando terminó sus estudios, el joven sirvió brevemente en un regimiento militar y más tarde se mudó a Estocolmo a trabajar como entrenador personal en un gimnasio, donde en 2002 conoció a la princesa Victoria al ser asignado para ayudarla a ponerse en forma.
La victoria de Victoria
Ocho años más tarde, después de una larga historia de amor y de rechazo por parte de los padres de Victoria, todos los obstáculos fueron vencidos. Y como Daniel trabajó duro, fue dueño de tres gimnasios Balance Training, los cuales tuvo que dejar por orden de la corte y solo aparece en los documentos como socio de la compañía. Cuando se anunció la boda de la princesa Victoria con Daniel, lo primero que hizo él en una entrevista televisiva junto a su novia, fue declarar públicamente que su enfermedad, que lo obligó a recibir un trasplante de riñón en 2009, “no es hereditaria, sino congénita, que se descubrió después de una caída”.
Esto tranquilizó a quienes temían que una persona enferma o con algún problema genético estuviera entrando en la Familia Real. Después de declarar esto, se le vio más relajado y amable, porque para muchos Daniel era “un enigma de muy pocas palabras”. También es un hombre con paciencia, porque soportó en silencio años y años de críticas y rechazos de parte de su nueva familia política. Hubo un comentarista conservador sueco llamado Dick Erixon que públicamente se mostró “espantado” con la boda y encontró horrible “que un hombre criado en el pueblo de Ockelbo fuera aceptado como un miembro de la Familia Real, por lo que hay que pensar que los royals suecos perderán su estatus social y nadie los va a respetar”.
Nueva vida
A pesar de todo esto ¡triunfó el amor!, y en 2008 el joven finalmente se mudó a un apartamento en Pagebyggnaden, el edificio donde vive el servicio que atiende a la Familia Real en su residencia oficial del palacio de Drottningholm, en la que Victoria ocupaba el ala llamada Sjöflygeln. Pero no fue hasta 2009 que el rey finalmente dio el visto bueno a Daniel. Dicen que los matrimonios de tantos royals con personas sin sangre azul, como ocurrió con Letizia Ortiz, en España; Mette-Marit, en Noruega; Mary Donaldson, en Dinamarca y Máxima Zorreguieta, en Holanda, en ese entonces, hicieron recapacitar al rey, quien aceptó que en Suecia ocurriera lo mismo. A partir de entonces comenzó el proceso de transformar el look de Daniel, cortándole de forma más moderna el pelo, cambiándole sus simples gafas por unas de diseñador y hasta quitándole la gorra de béisbol que llevaba a menudo. “La idea era quitarle el aire de entrenador personal y hacerlo lucir como un hombre joven de negocios”, comentaron en la prensa. Y como el problema que tenía el rey para aceptarlo no era solo que era plebeyo, sino que era “simple, con una gran falta de cultura”, Daniel comenzó un entrenamiento en protocolo, historia sueca, política, economía, funcionamiento del Parlamento, etc.
Familia feliz
Hoy, la pareja y sus hijos viven en el palacio de Haga, a las afueras de Estocolmo, donde hasta los jardines fueron renovados y la decoración fue supervisada por la princesa Magdalena, hermana de Victoria.
Un documental titulado Familjen Bernadotte (La familia Bernadotte) que salió ya hace algunos años por la televisión sueca, fue la primera vez que toda la Familia Real aparece en este tipo de filme, en su vida pública y privada. El director del documental, Gregor Nowinski, lo complementó con una sincera y simpática entrevista de la pareja, que terminó con Victoria dándole un beso en la mejilla a un sonrojado Daniel. El 23 de febrero de 2012, los futuros reyes de Suecia se convirtieron en padres de una niña, quien fue bautizada como Estelle Silvia Ewa Mary Bernadotte y que lleva el título de duquesa de Östergötland. Cuatro años más tarde, el 2 de marzo de 2016, dieron la bienvenida a su segundo hijo, Oscar Carl Olof, duque de Escania.
Después de la boda, la cual se realizó el 19 de junio de 2010 en la Catedral de San Nicolás, en Estocolmo y del nacimiento de sus hijos la situación se ha transformado mucho. Daniel se ha ajustado con mucha actitud a su papel de príncipe y los reyes Carlos Gustavo y Silvia parecen haber olvidado sus antiguos temores.