Al morir la reina Isabel II, en septiembre de 2022, se despejaron una serie de dudas y especulaciones con respecto a la gran fortuna que la monarca dejó decretada en su testamento.
De acuerdo a datos estimados por el diario británico The Sunday Times, el valor de todas las pertenencias dejadas por la monarca se estimaron en lo equivalente a 500 millones de dólares, por lo que su repartición no fue un detalle que pasara desapercibido.
Uno de los miembros de la Realeza a los que inmediatamente se le volteo a ver para conocer el porcentaje de la herencia de la reina que le sería destinado fue el Rey Carlos III, quien, tras el deceso de su madre, añadió varios millones de dólares a su fortuna acumulada durante su ducado.
Carlos III no tuvo que pagar impuestos por la herencia de Isabel II
Protegido por la cláusula legal estipulada por el ex primer ministro del Reino Unido, John Major, en 1993, se eximió al actual monarca del pago total de impuestos por la herencia que recibió por parte de su progenitora, reportó el medio internacional The Guardian.
El exclusivo planteamiento señala que “cualquier herencia que se transmita de soberano a soberano evita el gravamen del 40 por ciento que se aplica a los activos valorados en más de 325.000 libras esterlinas”, lo que cataloga al caso de Carlos III dentro de esta favorable categoría y evitó su contribución al fisco.
Aunque el testamento de la reina fue un documento completamente sellado, de acuerdo con la agencia de noticias EFE, algunos de los bienes de la monarca que pasaron a su hijo mayor fueron: terrenos ubicados en el centro de Londres, el circuito de carreras ecuestres de Ascot y la mayoría del lecho marino que rodea la isla de Reino Unido. Además de varias especies animales y joyas, de acuerdo con lo reportado por el diario El País.