Tal y como se menciona en la serie The Crown, el año 1992 fue considerado por la misma Isabel II como el anus horribilis de la Familia Real Británica, ya que fue justo en esa época en dónde se desataron toda una serie de escándalos y sucesos que mermaron seriamente a la monarquía inglesa.
¿Pero qué fue lo que propició a que la fallecida monarca considerara este año como el peor para los Windsor? Hoy trataremos de analizar su situación en aquel entonces y por qué bien puede ser comparada con la grave crisis que actualmente vive esta dinastía desde que comenzó el año en curso.
1992, el peor año para la Casa Real Británica
Por si no lo tienes muy presente, el 24 noviembre de ese año Isabel II pronunció un discurso en el que menciona que ese sería un año para el olvido, pues fue justo cuando la monarquía pasó uno de sus peores tiempos.
Días antes de este discurso sucedió el incendio del Castillo de Windsor, mientras que a este lamentable incidente se le habían sumado, meses atrás, escándalos y divorcios que hicieron tambalear a la realeza más famosa del mundo.
Fue por ello que las palabras que pronunció en aquel mensaje se convertirían en una de las más recordadas, pues exponía su vulnerabilidad y la de su familia como nunca antes. “1992 no es un año al que miraré hacia atrás con absoluto placer. En palabras de uno de mis corresponsales más comprensivos, ha resultado ser un annus horribilis. Sospecho que no soy la única que lo piensa así”, según dijo en ese momento.
Era obvio que, aunque no lo dijo tal cual, estos dichos hacían referencia a todo lo que pasó ese año. Todo comenzó en marzo cuando se anunció la separación del príncipe Andrés y de su esposa Sarah Ferguson, duquesa de York, además de que ésta acaparó los titulares de la prensa al haber sido captada, al poco tiempo de la separación, bronceándose en topless junto a su asesor fiscal.
Luego, en abril del mismo año la princesa Ana y su marido, el capitán Mark Phillips, también se divorciaron. Mientras que el príncipe Carlos y Lady Di, que ya vivían separados, volvieron a generar polémica tras publicarse el libro Diana, su verdadera historia, escrito por Andrew Morton, en el que se hacían escandalosas revelaciones del fallido matrimonio de los Gales y de cómo trataba la Familia Real Británica a la princesa Diana.
Sin embargo, el remate de este drama real se daría a los pocos días, el 20 de noviembre, cuando se incendió una parte del Castillo de Windsor, lo que dejó “devastada” a la reina, según la BBC.
De ahí que cuatro días después de este incendio, la reina Isabel dijera en su discurso que 1992 fuera el peor de su reinado. Pero, comparando todos estos sucesos, es imposible no pensar en que su hijo Carlos III también ya vive en este 2024 su propio annus horribilis, el cual varios sugieren que podría ser peor que el de su madre.
Carlos III y su propio anus horribilis
Si no nos crees, déjanos recapitular por qué este 2024 supera por mucho al de Isabel II. Desde enero se anunció, el mismo día, que Kate Middleton había sido sometida a una cirugía abdominal, y que además el rey Carlos sería intervenido por un problema de próstata.
A los pocos días, se dio a conocer que Carlos tenía cáncer y que comenzaría un tratamiento, aunque de su nuera seguía sin saberse nada.
Después, se encendieron las alarmas ya que el príncipe William se ausentó de un compromiso, lo que generó que se pensara que su esposa hubiese tenido una recaída de salud. Desde entonces, la ausencia de la princesa de Gales comenzó a generar mayor interés, al grado de que las redes sociales empezaron a especular toda clase de teorías absurdas y rumores.
Esta situación provocó que, tras mucha polémica, la Familia Real Británica tuviera que dar a conocer que Kate Middleton también padece cáncer. Una noticia que dejó en shock y, de paso, con muy pocos miembros que puedan hacerle frente a la agenda institucional, lo que ha derivado en una crisis sin precedentes en la monarquía.