Con una sonrisa serena y ataviada en un discreto vestido rojo,
Cristina volvió a la mirada pública, hecho refrendado días después cuando la prensa española publicó imágenes del rey emérito
Juan Carlos en compañía de su hija menor, quienes asistieron al
Gran Premio de F1, celebrado en Abu Dabi, para desearle suerte al piloto asturiano
Fernando Alonso. Evento que dio pie el ansiado reencuentro.
El origen de su sentida separación de la familia real
Los Borbón pasaron por episodios vergonzosos cuando se desveló el caso Nóos y se comprobó el tráfico de influencias de Iñaki Urdangarin, así como el desvío de fondos; por si fuera poco, la infanta fue acusada de encubrir a su esposo y lo peor estaba por ocurrir: durante las investigaciones salieron a la luz las muchas infidelidades de Iñaki, las cuales penosamente comenzaron al inicio de su relación. La humillación fue mayor cuando fue revelado que una de sus amantes, Carmen, era amiga cercana de Cristina y que sus encuentros íntimos habían ocurrido en las habitaciones de la propiedad de los Urdangarin Borbón; deslices filtrados por Diego Torres, ex-socio y amigo de Iñaki (e involucrado en el caso Nóos), para hundirlo; Torres, además, confirmó que el yerno del rey Juan Carlos I no hacía movimientos sin la aprobación del palacio, y que su esposa y miembro de la junta directiva del Instituto Nóos estaba involucrada en el escándalo.
Todo empeoró cuando una serie de testigos confirmó su romance con
Carmen (a quien por cierto, también engañaba con otra mujer). La infanta quedó devastada y no sólo su padre, sino su hermano
Felipe, hicieron todo lo posible por convencerla de divorciarse de
Iñaki, ya que sólo así podrían interceder por ella y sus hijos, y librarlos de la tormenta que se avecinaba, ante la posibilidad de que
Urdangarin fuera a prisión. Fiel a sus principios y al amor que, a pesar de todo, le profesaba, la royal prefirió plantarle cara a su familia y apoyar a su pareja.
El regreso de la hija pródiga
No obstante de que Andrew Morton, biógrafo de la realeza y autor de Ladies of Spain, sostiene que Cristina Borbón no es la víctima en esta ecuación, sino Iñaki Urdangarin (conclusión a la cual llegó luego de entrevistar a un grupo de empleados a su servicio, quienes han declarado que en realidad es una mujer manipuladora, controladora, obsesiva, agresiva y competitiva), ella nunca se ha separado de su marido, hasta el punto de vivir el amargo episodio de acudir a prisión para visitarlo con frecuencia.
Lo cierto es que aún no ha superado la infidelidad y, quizás, esa sea la razón por la cual está buscando separarse de manera legal de su marido y ha vuelto a entrar en contacto con su familia. Hoy, envuelta en la aceptación de sus padres, sólo le falta obtener el perdón de su hermano, el rey
Felipe VI, a quien siempre la unió un fuerte lazo hasta el día en que se vio obligado a decidir entre apoyarla o defender con ímpetu la permanencia de la monarquía española, duramente cuestionada a raíz del caso Nóos; el rey optó por lo segundo y eso detonó la ruptura. Ha pasado mucho tiempo desde que hablaron por última vez, pero en lo íntimo y durante esos extraños eventos funerarios en los que tristemente han coincidido, se les ha visto intercambiando discretas miradas de complicidad y leves sonrisas que indican que, a pesar de todo, los hermanos se guardan afecto.
La reconciliación no se antoja sencilla, y no porque a
Felipe y a
Cristina les falte disposición, sino debido a la intervención de la reina
Letizia, quien ha jugado un papel fundamental para mantener lejos a su cuñada del Palacio de la Zarzuela. También hay una deuda pendiente que
Letizia parece cobrarle a
Iñaki por el desprecio mostrado cuando recién se integraba al núcleo de los Borbón.
Y aunque la monarca no siente simpatía por la infanta
Cristina, es posible que en lo más recóndito de su ser busque dar la estocada final a su cuñado, el exduque de Palma de Mallorca, y termine por aceptarla para así dejar a su eterno contrincante en el olvido. Sin duda,
Cristina de Borbón ha dado un paso importante para reincorporarse a la familia real y recuperarse de los malos tiempos que le han tocado sortear.