La reina Cristina de Suecia fue un personaje de la realeza europea que destacó por sus revolucionarias ideas que desafíaron las reglas, y gracias a su polémica vida, se ha convertido en un ícono de la comunidad LGBT.
¿Pero quien es esta monarca que marcó a la Europa del siglo XVII? De acuerdo con los historiadores, Cristina nació en el año 1626 y es hija de María Leonor de Brandeburgo y el rey Gustavo II Adolfo de Suecia.
En ese entonces, los reyes estaban desesperados por tener un varón, y por eso anunciaron que era varón. Pero la hermana del rey fue la que se dio cuenta de que en realidad era niña.
A pesar de ello, la futura heredera al trono sueco fue aceptada y criada como si fuese hombre: aprendió no solo los textos clásicos e idiomas extranjeros, sino también a andar a caballo y a practicar esgrima.
En la adolescencia surgieron los rumores de su orientación sexual. Varios aseguraban que su dama de compañía, Ebba Spare, era en realidad su amante, y esto tomó más fuerza porque ella no quería casarse.
Pero más allá de sus preferencias, Cristina de Suecia siempre fue una mujer rebelde y transgresora, se vestía con pantalones y ropa de hombre, algo muy escandaloso para la época.
Además, gracias a que fue educada más como príncipe que como princesa, tenía una gran seguridad y firmeza. Pero no solo era tratada como hombre, también se comportaba como tal.
“Cristina realmente tenía la seguridad de un rey. A pesar de ser mujer fue criada como un príncipe y fue coronada como rey de Suecia. No reina, rey”, asegura la historiadora del arte Therese Sjovoll.
Como podemos ver, su gusto por la vestimenta masculina, su arrojo y valentía, son solo uno de los motivos por los que siglos más tarde, se convertiría en un ícono LGBT.
No obstante, su verdadera vocación no era ser reina sino dedicarse a las artes, ya que abdicó al trono de Suecia en 1654 y se fue a vivir a Roma.
Fue discípula y pupila del filósofo René Descartes e inauguró el primer teatro de ópera, el Teatro Tordinona. Además, participó en la fundación de la Academia de la Arcadia, que sobrevive hasta nuestros días.
También, tuvo un romance muy polémico con el cardenal Decio Azzolinoque que duró décadas y cuentan que cuando murió en 1689, a los 62 años, Cristina le dejó todas sus pertenencias.
Por último, es una de las únicas 3 mujeres que está enterrada en las grutas del Vaticano, en Roma.