Después de haber vivido una juventud asediada por los medios y llena de romances fallidos, lo que queda ahora para la princesa Carolina de Mónaco, a sus 67 años de edad recién cumplidos, es una rutina mucho más lóbrega, pero sin renunciar al lujo al que siempre ha estado acostumbrada.
Porque, si bien a las Grimaldi las persigue una maldición que no les permite triunfar en el amor, esta desventaja no existe para ellas en cuestión de propiedades, por lo que ahora la primogénita Grace Kelly y Rainiero III puede disfrutar de su retiro alejada de los flashes y viendo con distancia lo que sucede en el palacio donde habita su hermano Alberto II y su rival, la princesa Charlene.
Y, justamente, para mantenerse involucrada, pero no tanto, Carolina ha decidido adoptar como residencia una de las residencias familiares más lujosas y tranquilas, ubicada en Mónaco Ville, una región que se encuentra a escasos minutos del Palacio Grimaldi y que reúne lo más bello de la arquitectura Belle Époque y el paisajismo.
¿Cómo es la casa de Mónaco Ville donde Carolina de Mónaco pasa sus días de retiro?
La casa de descanso familiar que Carolina de Mónaco se apropió para vivir su sexta década de vida se trata de una villa ubicada en el corazón de Mónaco, lo cual le permite acceder a una sofisticada vista al mar y al palacio donde su hermano ejerce el mandato del principado que ella algún día esperaba gobernar.
En este lugar, ubicado en la Mónaco Ville, en Francia, creció toda la dinastía Casiraghi: Andrea, Carlota y Pierre, y cuenta con elegantes paredes de piedra que, a su vez, dotan a la Familia Real de toda la privacidad que requieren.
De acuerdo a sitios de inmuebles donde se describe la propiedad, la mansión de Villa Clos-Saint Pierre cuenta con al menos seis habitaciones, tres salones, biblioteca, varias salas de estar y comedores, una cocina y un enorme jardín.
Por fuera puede observarse también que entre los elementos arquitectónicos con los que se deleita Carolina de Mónaco todos los días al despertar se encuentran altas columnas, frontones, muchos balcones, enorme ventanales y molduras, través que a su vez son complementadas con un elegante curaduría de jardinería.
También se sabe que esta construcción se trata de un regalo que el príncipe Raniero III hizo a su primogénita antes de su boda con el playboy Philippe Junot, pero que sin ningún reparo pudo compartir con su segundo esposo Stefano Casiraghi, quien falleció en un accidente náutico en 1990, lo cual denota que los muros de esta lujosa residencia albergan más de un misterioso secreto sobre la vida de Carolina de Mónaco, la royal más fashion y elegante.