Aunque pareciera reciente el notable rechazo que muchos españoles sienten por la reina Letizia Ortiz, la verdad es que la ex periodista nunca fue recibida precisamente con los brazos abiertos por el pueblo, debido a que su origen plebeyo siempre generó críticas sobre su relación con el entonces príncipe de Asturias.
En 2014, año en el que Felipe de Borbón y Letizia ascendieron al trono, la aceptación de la ahora reina no era de más del 50%, según recoge un sondeo hecho por la encuestadora Sigma Dos y publicado por EL MUNDO.
Además de la falta de “sangre azul” en las venas de Letizia, momentos como el famoso episodio “Déjame terminar” representan un punto crucial para comprender la polémica que siempre ha existido en torno a la figura de la ex presentadora de noticias del Telediario de TVE.
¿Por qué el episodio “Déjame terminar” es el momento más polémico de la relación de los reyes de España?
El imaginario colectivo de España no olvida el 6 de noviembre de 2003, día en que tuvo lugar la petición de mano de Letizia Ortiz, por parte del entonces príncipe de Asturias.
El romántico acto, al que Letizia asistió vistiendo un glamuroso traje sastre blanco -muy semejante al que la princesa Leonor vistió el día de su cumpleaños 18- , tuvo lugar en el Palacio de la Zarzuela, siendo esto un hecho histórico para la Corona, ya que además de ser una efeméride que coincidía con el Día de Todos los Santos, TVE decidió interrumpir su programación para leer un comunicado emitido por Casa Real en el que se informaba del compromiso del heredero.
Tras el importante anuncio, aparecieron en pantalla los jóvenes Felipe y Letizia en una especie de rueda de prensa en la que confirmaban su amor ante el mundo y la desvinculación de Ortiz Rocasolino con TVE. “Está claro que a partir de ahora y de forma progresiva voy a integrarme en esta nueva vida con las responsabilidades que conlleva y con el apoyo y cariño de...”
En esos puntos suspensivos, fue cuando entraron en juego esas dos palabras que quedaron registradas en la historia de España: “déjame terminar”, dijo Letizia Ortiz de forma espontánea, después de que Felipe quisiera interrumpirla en su discurso, ante lo cual él y el público no hicieron más que reír disimuladamente.
El hecho de que una mujer divorciada, progresista y sin linaje real no permitiera al príncipe tomar la palabra y que además tuviera tal “desplante” en televisión nacional generó una gran indignación ante el reino, la cual hasta la fecha no se olvida y se ve reflejada en la aceptación de teorías que calumnian la imagen de la reina.