La llegada de Charlene de Mónaco, una plebeya y ex nadadora, al reino de Mónaco resultó un suceso agridulce, tal y como ha sucedido en otras monarquías, como la británica, la cual no recibió precisamente con los brazos abiertos a Meghan Markle, una ex actriz y modelo hollywoodense sin sangre azul.
En el caso de la princesa Charlene, antes Charlene Lynette Wittstock, cuando se convirtió en esposa del príncipe Alberto II de Mónaco, su principal retractora fue su cuñada: la princesa Carolina de Mónaco, quien hasta 2011 había sido el miembro estrella de la dinastía Grimaldi, por las altas expectativas que se tenían sobre su probable llegada al trono por voluntad de su fallecido padre príncipe Raniero III.
La conquista del trono por parte de Carolina se condicionaba a la soltería de su hermano, la cual terminó al firmar su casamiento con Charlene, quien desde ese momento pasó a ser la representante más fashion de la casa Grimaldi, dejando en segundo lugar a Carolina, quien también es una fanática del derrope en prendas de lujo y accesorios extravagantes.
El rechazo de Carolina de Mónaco hace su cuñada Charlene
Sin embargo, la envidia casi evidente de la princesa Carolina no paró al momento del casamiento de su hermano, en el cual tuvo que ser madrina, sino que se extendió tras el nacimiento de los mellizos Gabriella y Jaime, quienes inevitablemente provocaron que la línea de sucesión se recorriera, dejando a los descendientes de la también princesa de Hannover sin casi ninguna posibilidad de aspirar al trono.
Para notar la tensión que existe entre estas royals solo basta con ver todos sus retratos para darnos cuenta de la constante incomodidad que las rodea y las obliga a mantener una escueta sonrisa. Incluso, se sabe que debido a la falta de afinidad entre ellas, ambas han evitado confluir en los mismos eventos, siendo el claro ejemplo, la ausencia de Charlene en las ediciones más recientes del Baile de la Rosa.
Carolina y Charlene de Mónaco intentan mejorar su relación por los mellizos
Aunque no todo tiene que ver con hostilidad dentro de la relación de las dos protagonistas de la familia Grimaldi, sino que también, en los últimos años se han podido vislumbrar algunos destellos de alegría y complicidad entre las orgullosas royals debido a que se han visto obligadas a convivir en eventos que involucran a los pequeños mellizos, quienes por su ternura suelen encantar a Carolina.
La última vez que se les vio juntas a las “rivales” fue en la celebración del Día Internacional de los Derechos del Niño, llevado a cabo el pasado noviembre, solo unos días después de haber transcurrido la celebración del Día Nacional de Mónaco.
En esa ocasión pudimos ver a una Charlene forzada y a una Carolina que bien o mal tuvo que ceder a la convivencia con su cuñada, quien parece ser será parte de la realeza monegasca por un buen rato más.