Mary Donaldson salió con sus amigos a un pub durante la celebración de los Juegos Olímpicos de Sídney en el año 2000. Ahí, la australiana conoció a un atractivo hombre. Ella no sabía quién era, pero éste resultó ser el príncipe Federico de Dinamarca, quien iba acompañado de su hermano Joaquín y los príncipes Nicolás de Grecia y Marta Luisa de Noruega.
Ambos intercambiaron teléfonos, y así inició su relación, la cual mantuvieron en secreto por un tiempo. Hablaban frecuentemente, se enviaban correos electrónicos, y el príncipe viajó a Australia varias veces para visitarla, hasta que ella se mudó a Dinamarca en 2001.
En octubre de 2003, la pareja anunció su compromiso oficial.
Mary y su príncipe se casaron en mayo de 2004 en la catedral de Nuestra Señora de Copenhague, y fueron felices para siempre.
Y esta fue la historia que siempre han contado: se conocieron al azar, y el flechazo fue inmediato.
Pero años después, una amiga de la princesa, Amber Petty, contó una nueva versión de la historia de amor entre los príncipes daneses.
En una entrevista televisiva, Petty contó que su encuentro no fue fortuito, sino que sucedió durante una cena organizada con motivo de los Juegos Olímpicos a la que ambos estaban invitados. Lo que sí fue al azar es que estuvieron sentados uno frente al otro, y comenzaron a platicar. Y ahí fue donde empezó su cuento de hadas.
Sea cual sea la historia verdadera, lo cierto es que la pareja ha tenido una vida de ensueño. Tras una relación de tres años, anunciaron su compromiso en 2003, para casarse al año siguiente. Así, Mary se convirtió en princesa y futura reina de Dinamarca.
Ahora la pareja tiene cuatro hijos: Christian, Isabella, Vincent y Josephine. Y ahora sí, han vivido y vivirán felices para siempre.