A pesar de la diferencia de edad entre Carlota Casiraghi y Alexandra de Hannover, ambas hermanas se muestran muy compenetradas y expresan de diferentes maneras el afecto que se tienen
Una mirada de soslayo, un gesto protector por parte de Carlota Casiraghi hacia su hermana menor Alexandra de Hannover ?quien ahora tiene 16 años? bastan para decirle ?estoy aquí?. Entre la hija mayor de Carolina de Mónaco y la más pequeña existe una diferencia de edad de 13 años.
Alexandra es la única de los hijos de Carolina, y de todos los nietos de Rainiero de Mónaco que ostenta el título de princesa por cuenta propia; además de príncipe, su padre Ernesto de Hannover posee un sinfín de títulos. De ahí que Grace Kelly hubiera sonreído satisfecha ante el matrimonio de su primogénita con el padre de Alexandra... aunque, desafortunadamente, fue un fracaso.
LA MODA Y LOS DEPORTES
Desde pequeñas, Carlota y Alexandra han estado expuestas a dos de las pasiones de su madre: los deportes y la moda. No es de extrañar que ambas sean deportistas: Carlota es una reconocida jinete y Alexandra adora patinar en hielo. Lo que comenzó cuando le regalaron unos patines de hielo en Navidades, los cuales estrenó en una diminuta pista en Mónaco, la ha llevado a competir en el patinaje artístico de la ISU Junior Grand Prix. Recientemente la vimos debutar en el Baile de la Rosa en Mónaco junto a su madre, sus hermanos y su tío Alberto.
Aunque Alexandra ?quien dijo en su primera entrevista que prefiere que la llamen Alex? ha comentado que se siente más a gusto en jeans, esa noche, al igual que su madre y su hermana Carlota, vistió de Chanel. Ella escogió un delicado modelo de la colección Chanel Resort 2016. Como todas las Grimaldi, se divirtió en la pista de baile compartiendo en familia; bailó con su hermano Andrea, a cuyo lado estuvo sentada durante la cena, pero con frecuencia conversó con su hermana, porque entre ellas existe una gran confianza y una evizdente complicidad. Ambas se comunican sin necesidad de expresar con palabras lo que están pensando, motivo por el cual la princesa Carolina sonríe satisfecha.