Con un hijo sin haberse casado y un total desinterés por el protocolo, la hija de Carolina parece tener mucho en común con la menos conservadora de los Grimaldi
La bella Carlota Casiraghi, a quien el protocolo le importa poquísimo, promete seguir una vida muy “a su aire” junto a su pequeño hijo Raphael y su pareja Gad Elmaleh... si es que el actor sigue estando en su futuro. ¡Así de realista y moderna es la situación!
La hija de la princesa Carolina de Mónaco -que en persona parece muy serena y, según sus amigos, “muestra pocas emociones"- se plantea un futuro feliz en compañía de su bebé y de Gad, con o sin matrimonio, si sus sentimientos y las circunstancias así lo determinan. Recuerdo que cuando conocí a Carlota y hablé brevemente con ella en una fiesta de Cartier, en Nueva York, su forma de ser me impactó, porque la chica (más bajita y delgada en persona y con mala postura) no me pareció muy entusiasta, ni siquiera muy juvenil, y mantuvo toda la noche una sonrisa algo “congelada”, amable, pero sin vida. ¡Y me cuentan que así es Carlota realmente y que toma su día a día con esa misma pasmosa tranquilidad, sin grandes aspavientos ni complicadas emociones!
Su madre, en cambio, es todo lo contrario. Carolina de Mónaco siempre ha demostrado ser una mujer fuerte, expresiva y pasional, de esas que se enamoran con gran intensidad. Las dos veces que hemos hablado a través de los años, he notado en ella una profunda curiosidad y un “muy americano” sentido del humor, como lo tenía su madre, Grace Kelly. Sin embargo, nuestras buenas fuentes en Mónaco nos cuentan que, para Carlota, “su inspiración en la vida” es la menos conservadora de toda la familia: su tía y madrina, la princesa Estefanía. ¡Como lo oyen!
Conozcamos los detalles. Desde que era niña, a Carlota le encantaba su tía y la adoraba, aunque hubo épocas en que Carolina y el príncipe Ernesto de Hannover tuvieron a la princesa “en la lista negra” y apenas la trataban. Pero para Carlota, su tía era distinta y, según amigos de los Grimaldi, la considera “valiente y muy buena persona”.
La cercanía entre Carlota y Estefanía es un tema que se comenta mucho en Mónaco, especialmente ahora que Carlota es madre y Estefanía, de 49 años, ha dejado atrás su antes alocada vida para dar paso a una existencia tranquila, dedicada 100% a sus tres hijos y a sus obras de caridad, lo que la convierte en un miembro muy querido de la familia real.
A la izquierda: Estefanía junto a Daniel Ducruet el día de su boda. A la derecha: Carlota y Estefanía ríen con complicidad durante la ceremonia de entronización el príncipe Alberto
Carlota, de casi 28 años, ha seguido sin el menor problema moral o religioso la “tradición” de los Grimaldi: ¡tener hijos sin estar casados! En su familia, los hijos ilegítimos constituyen la regla y no la excepción, comenzando con el nacimiento de Carlota de Mónaco, madre de Rainiero y abuela de la princesa Carolina, quien nació de una relación entre el príncipe Luis II y Marie Juliette Louvet, una exótica cantante -bailarina que el soberano conoció en el norte de Africa. La tradición continuó cuando, en dos de sus tres matrimonios, la princesa Carolina se casó embarazada, y volvió a repetirse con Estefanía, cuyos tres hijos nacieron fuera del matrimonio.
Aunque Estefanía llegó a casarse (y divorciarse) de su ex guardaespaldas Daniel Ducruet, padre de sus dos primeros hijos, en el caso de su tercera hija, Camille Marie Gottlieb, la situación fue aún más abierta y en su certificado de nacimiento ni siquiera aparece el nombre de su padre, el ex guardaespaldas Jean Raymond Gottlieb.
Alberto, príncipe reinante de Mónaco, también tiene dos hijos ilegítimos: Jazmin Grace Grimaldi y Alexandre Coste. Por ley, ninguno de los dos heredará el trono, sino que este pasará a su sobrino Andrea Casiraghi, quien -otra vez siguiendo los pasos familiares tuvo a su hijo Sacha cuando todavía no estaba casado con su hoy esposa Tatiana Santo Domingo.
En la actualidad, Carlota -que pasa largos ratos sola con su pequeño Raphael porque Gad viaja mucho debido a su trabajo- se siente muy inspirada por la vida caritativa que lleva Estefanía y su ayuda a los enfermos de SIDA. Esta gran complicidad entre Carlota y su tía (quien es físicamente muy cariñosa con sus hijos y su sobrina) cuenta con la bendición de Alberto y Charlene. Ellos también adoran a Estefanía y a sus hijos, y poco a poco han logrado que Carolina vuelva a tratar “con un poco de menos dureza y más amabilidad” a su hermana menor. En el pasado, la princesa le hizo demasiado caso a Ernesto de Hannover (que detestaba a Estefanía) y eso separó mucho a las hermanas.
¿Qué les traerá el futuro? ¿Habrá boda entre Carlota y Gad? ¿Tendrá la pareja más hijos y llevarán una vida mucho más moderna y liberal sin guardar para nada los convencionalismos que rodean a las dinastías? Todo parece indicar que así será de momento. Aunque no estuvo presente en la boda de Andrea y Tatiana en Gstaad, el actor llegó al día siguiente, y Carlota y él, acompañados por la princesa Carolina, pasearon por la estación de esquí mañana, tarde y noche, empujando el cochecito de Raphael como cualquier otra pareja feliz con su recién nacido ¡y su suegra!