Tras el recibimiento de un sospechoso paquete que amenazaba la integridad del príncipe Harry y Meghan Markle, se toman ?cartas en el asunto’
El Palacio de Kensington ha decidido incrementar las medidas de seguridad dirigidas a proteger a su personal, especialmente del que se ocupa de lidiar con los cientos de misivas que reciben a diario los miembros de la familia real británica, tras el último susto que se vivió hace unas semanas con la aparición de una carta dirigida al príncipe Harry y su prometida Meghan Markle, y que hizo saltar las alarmas de seguridad al descubrirse que contenía una especie de polvo blanco.
Varios oficiales de la unidad antiterrorista de la policía metropolitana no tardaron en presentarse rápidamente en el Palacio de St. James al que había llegado el sobre, que supuestamente contenía también un mensaje racista. Tras someterse a un análisis preliminar, se determinó que la sustancia blanca era inofensiva, aunque las autoridades han abierto igualmente una investigación al respecto al considerarlo un potencial “crimen de odio”.
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Con el objetivo de proteger a sus empleados de este tipo de amenazas, todos ellos contarán ahora con un nuevo equipamiento especial.
“Los trabajadores que se ocupan de abrir las cartas se encuentran ahora en estado de máxima alerta. A partir de ahora usarán anteojos y máscaras protectoras, debido a que el ántrax y otras sustancias similares pueden resultar letales de ser inhaladas”, explicó una fuente al periódico Daily Star.
De momento, este aumento en los ya de por sí estrictos protocolos que ha de seguir todo el personal de cualquier de las residencias reales no ha hecho minimizado el estado de ánimo colectivo.
“Lo cierto es que no parar de bromear con que parece algo sacado de una de esas películas en las que luchan contra un virtual mortal o algo así. Aunque la policía les ha proporcionado hasta unos guantes especiales, del tipo que se usa para manejar amianto”, apuntó.
Por otra parte, una mayor precaución a la hora de manejar las cartas potencialmente peligrosas -empleando, por ejemplo, guantes- también aumenta las posibilidades de detectar huellas dactilares que puedan apuntar hacia la persona que las envió.
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