La reina Isabel II era conocida por mantener una serie de tradiciones británicas, y una de las más destacadas era su ritual para tomar té. A lo largo de su reinado, Isabel II respetó una serie de costumbres que reflejaban su aprecio por esta bebida típica de la cultura británica. Según varias fuentes, incluyendo a expertos en etiqueta y miembros cercanos a la realeza, la reina prefería el té en su forma más clásica y apegada a la tradición.
¿Cómo preparaba su té la reina Isabel II?
El té preferido de la reina Isabel II era el Earl Grey o Assam, que disfrutaba tanto en la mañana como en la tarde, aunque la hora del té tradicionalmente se servía a las 5:00 p.m. aproximadamente.
Su mayordomo personal, o aquellos encargados de su servicio diario, preparaban el té con hojas sueltas, que se dejaban reposar durante unos minutos en una tetera de porcelana. A diferencia de muchas personas que optan por las bolsitas de té, Isabel II era muy exigente en cuanto a la calidad de las hojas sueltas, lo que mejoraba notablemente el sabor.
Además, siempre se aseguraba de agregar la leche después de verter el té, siguiendo una de las normas más estrictas de etiqueta británica. Este método ayuda a que la leche no se queme al estar en contacto directo con el agua caliente, lo que puede modificar el sabor. Isabel II también tomaba su té sin azúcar, lo que demuestra su preferencia por sabores más puros y naturales .
La reina Isabel II disfrutaba del té con una selección de bocadillos tradicionales. Uno de sus favoritos eran los sándwiches de pepino, cortados de manera muy fina, y también prefería los pastelitos de frutas como los clásicos scones. Siempre se servían con una pequeña porción de crema y mermelada, como lo exige la tradición inglesa. Según los informes de antiguos empleados de palacio, la reina mantenía una dieta bastante sencilla y saludable, por lo que los dulces también eran moderados en cantidad, aunque se servían con regularidad .
Este ritual del té no solo era una rutina diaria para Isabel II, sino una forma de conectarse con su país y sus costumbres. En las visitas oficiales, la reina siempre cumplía con el protocolo de servir el té, lo que también facilitaba conversaciones más distendidas con los líderes internacionales, haciéndolo un momento simbólico dentro de su agenda real.
La devoción de la reina Isabel II por el té es un reflejo de su profundo apego a las tradiciones y valores de Gran Bretaña. En cada detalle de su servicio de té, desde la selección de las hojas hasta la vajilla que utilizaba, se observaba el respeto por la etiqueta que la caracterizaba en todo momento.