Este martes, los duques de Cambridge hicieron dos importantes apariciones públicas. Por la mañana fueron anfitriones de una fiesta navideña para festejar a las familias de las Fuerzas Aéreas, y en la noche se unieron al resto de la familia real, encabezada por la reina Isabel, en el palacio de Buckingham, en donde se ofreció la recepción más importante del año con el cuerpo diplomático, y en donde, por cierto, Kate lució como una verdadera princesa. Los grandes ausentes para esta noche de gala fueron Harry y Meghan y muchos se preguntaban en donde estaban los recién casados, y la respuesta es que estaban en otro evento, pero privado. Los duques de Sussex asistieron al servicio religioso en St. Paul en memoria de Henry Van Straubenzee, uno de los más grandes amigos de Harry y de William, organizado a beneficio de la Henry Van Straubenzee Memoral Fund, que se creó a raíz del accidente de auto que le costó la vida a Henry en 2002 y que apoya a miles de niños en Uganda. El joven tenía 18 años y se estrelló contra un árbol. A partir de ahí, los príncipes se han mantenido cerca de la familia; de hecho, en agosto, Harry fue padrino de boda de Charlie, hermano de Henry. Además, el mayor de los Van Straubenzee, Thomas, es padrino de la princesa Charlotte, hija de William y Kate. Ahí, según DailyMail, la duquesa de Sussex hizo una de las lecturas en el servicio religioso. Como el evento fue de carácter privado, poco se pudo ver a Harry y a Meghan; sin embargo, sí se pudo captar a la pareja a la salida de la iglesia, en donde lo que más llamó la atención fue el abultado vientre de Meghan, que aunque no se sabe a ciencia cierta cuántos meses tiene de embarazo, sí sabemos que su bebé nacerá la próxima primavera, por lo que tendría que estar entre los cuatro o cinco meses de gestación.
No se puede apreciar mucho cómo estaba vestida la futura mamá, pero por lo que logra ver es que viste de azul marino, lo que parece ser un vestido y un abrigo a juego, así como un bolso de mano y su característico peinado recogido y “messy”.