La princesa Marta Luisa de Noruega y su esposo, el chamán Durek Verret, decidieron realizar su luna de miel en Turquía tras su polémica boda. Sin embargo, y a pesar de las críticas y la polémica que los rodea, la pareja vivió una escapada mágica que no dudaron en compartir algunos de esos momentos con sus seguidores a través de redes sociales.
Todos los detalles de la luna de miel de la princesa Marta Luisa
Fue el propio Durek quien eligió Turquía como el destino para su luna de miel ya que ello era un regalo de bodas sorpresa para su esposa, tal y cómo él mismo lo reveló a través de sus redes sociales.
Específicamente, Marta Luisa y su esposo se hospedaron en la Villa Macakizi, una finca que está en el puerto turco de Bodrum, en la provincia de Mugla, la cual se encuentra frente a la isla griega de Cos. Ahí, ambos han podido disfrutar de la compañía de varios amigos, así como de cenas y bailes.
De hecho, también disfrutaron de la gastronomia mediterránea así como de dulces típicos turcos, además de paseos en barco, champán y hermosos paisajes en medio del atardecer. Algo de lo cual ambos han presumido con maravillosas postales e instantáneas en su cuenta de Instagram.
También, en estas imágenes nos pudimos dar cuenta que visitaron algunos otros rincones menos turísticos, explorando mercados locales y empapándose de la rica historia y cultura turca. Sin embargo, a través de las fotos publicadas, la felicidad de la pareja era más que evidente, a pesar de las críticas que siguen rodeando su unión.
La polémica boda de Marta Luisa de Noruega y Durek Verret
Desde el principio de su relación, esta fue objeto de críticas tanto en Noruega como a nivel internacional. Muchos de los comentarios negativos se deben a la figura del empresario estadounidense, quien se autodenomina chamán y en varias ocasiones ha llegado a ser acusado de promover prácticas pseudocientíficas y teorías conspirativas como los reptilianos.
Todo ello derivó que la hija del rey Harald, quien sigue formando parte de la Familia Real Noruega, renunciara a algunos de sus títulos y compromisos para poder vivir libremente su amor con Durek. Un gesto que generó un debate público sobre el rol de la realeza en la vida moderna.
Mientras que los preparativos de su boda tampoco estuvieron exentos de la controversia ya que la princesa llegó a comercializar botellas de vino con su nombre. Algo que tiene prohibido desde que decidió renunciar a sus títulos para poder casarse con el amor de su vida.