Los padres de la princesa de Gales, Carole y Michael Middleton, llegaron a conseguir una gran fortuna gracias a la empresa de suministros infantiles que fundaron en 1987. Sin embargo, tras más de dos décadas en operaciones, este año tuvieron que venderla tras sufrir grandes pérdidas económicas.
La empresa de nombre Party Pieces comenzó desde la mesa de su cocina y fue Carole Middleton quien tuvo la idea de este negocio, tras buscar ideas para el quinto cumpleaños de su hija Kate, según recoge El País.
Esto le llevó a pensar en que hacía falta un lugar en donde se pudiera comprar todo lo necesario para una fiesta infantil y tras analizarlo, decidió lanzar el negocio, el cual fue impulsado en sus inicios a través de la venta por correo.
Así pues, el éxito de la empresa se fue dando al grado de hacerse de una millonaria fortuna que les permitió pagarles a sus tres hijos, Kate, Pippa y James, las mejores escuelas y universidades.
Para el matrimonio esto significó también poder codearse con la alta sociedad británica, algo que antes no pudieran haber logrado, ya que Carole venía de una familia humilde y trabajaba como azafata en la aerolínea British Airways, mientras que Michael Middleton era despachador de vuelos de la misma.
En 1989, el negocio familiar ya caminaba bastante bien, tanto que el padre de Kate dejó su trabajo para centrarse de lleno en Party Pieces y además, ya contaban con unas oficinas en lugar de trabajar desde su casa.
Incluso, llegaron a comprar varias propiedades y hasta un departamento, mientras que el hecho de que su hija mayor formara parte de la Familia Real Británica, les ayudó bastante a tener publicidad gratis.
La caída de Party Pieces
Todo parecía ir de maravilla y la empresa era bastante exitosa a todas luces, sin embargo, con la llegada de la pandemia de Covid-19 las cosas cambiaron drásticamente. Las restricciones a las reuniones sociales durante el confinamiento provocaron que Party Pieces sufriera graves consecuencias económicas.
En 2021 la compañía había experimentado una importante pérdida financiera de más de 250.000 libras, según sus informes. Mientras que en este año se hablaba que la situación de la empresa ya era de pérdida total, pues debía dinero a bancos, proveedores y también al Gobierno. Eso sin contar la mala administración financiera que ya arrastraba desde hace años, según la prensa.
Finalmente, en junio vendieron la firma a James Sinclair, un empresario británico, en un acuerdo de rescate después de que cayera en suspensión de pagos. Aunque no se publicó el monto de venta todo apunta a que fue por 180.000 libras (unos 209.000 euros).