A diferencia de otras monarquías europeas, España no cuenta con un conjunto formal de Joyas de la Corona que simbolicen al Estado. Este hecho tiene su origen en una serie de acontecimientos históricos marcados por conflictos políticos, saqueos y decisiones económicas que llevaron a la pérdida de este patrimonio cultural.
España no tiene Joyas de la Corona como tal debido al expolio sufrido durante la Guerra de Independencia contra Francia. En 1808, bajo el reinado impuesto de José Bonaparte, las joyas reales fueron confiscadas, vendidas o empeñadas para financiar las campañas francesas, perdiéndose piezas emblemáticas como la perla Peregrina y el diamante El Estanque. Este saqueo significó la desaparición de un patrimonio que no pudo ser recuperado en su totalidad.
Actualmente, el legado joyero oficial se limita a las “Joyas de pasar”, un conjunto de piezas de diamantes y perlas donado en 1969 por la reina Victoria Eugenia, destinado a ser transmitido entre las reinas consortes. La reina Letizia es su portadora actual, y en el futuro se espera que pasen a la princesa Leonor. Estas joyas representan el esfuerzo de la monarquía española por mantener viva parte de su historia y simbolismo.
Otro momento clave que privó a España de sus Joyas de la Corona ocurrió durante el convulso reinado de Isabel II de España (1833-1868). Tras la Revolución de 1868, conocida como La Gloriosa, la monarquía fue derrocada, y la reina tuvo que exiliarse en Francia. Durante los disturbios que acompañaron este cambio de régimen, las joyas reales, almacenadas en el Palacio Real de Madrid, fueron saqueadas por fuerzas insurgentes.
Aunque no existe un inventario detallado de las piezas desaparecidas, se sabe que incluían diademas, collares, broches y otros objetos valiosos que formaban parte de las ceremonias oficiales. Muchas de estas joyas probablemente fueron vendidas, desmontadas o fundidas para obtener recursos económicos, un destino común para este tipo de bienes en tiempos de conflicto
A pesar de las pérdidas, algunas piezas lograron salvarse del saqueo y se encuentran en manos privadas de la familia real española. Entre las más destacadas están la tiara de las flores de lis, símbolo de la dinastía Borbón, y otros accesorios que pertenecieron a reinas como Victoria Eugenia y Sofía de Grecia. Sin embargo, estas joyas son de carácter personal y no representan un conjunto oficial del Estado.
¿Podría España recuperar unas Joyas de la Corona?
Aunque algunos historiadores y entusiastas de la monarquía han planteado la idea de crear unas Joyas de la Corona modernas, esta iniciativa enfrentaría obstáculos políticos y económicos. La monarquía española ha optado por mantener un perfil más discreto, utilizando las joyas familiares en eventos oficiales en lugar de piezas estatales, una estrategia que se alinea con los tiempos modernos y las expectativas del público.
La pérdida de las Joyas de la Corona españolas es un recordatorio de cómo los eventos históricos pueden cambiar el rumbo del patrimonio cultural de un país. Hoy, esta ausencia es parte de la singularidad de la monarquía española, una institución que sigue adaptándose a las demandas de un mundo en constante cambio.