La fascinante historia de un collar diseñado para Lillie Langtry, amante del rey Eduardo VII de Inglaterra, ha cautivado a coleccionistas y cinéfilos por igual. Esta pieza única no solo es un emblema de una intensa historia de amor y poder, sino que también encontró su lugar en el cine de Hollywood.
Pocos saben que esta joya salió en la famosa película de 2006 El diablo viste a la Moda y que formó parte de uno de los glamurosos looks que lució Meryl Streep en la piel de la despiadada Miranda Priestly. Por ello es que en esta ocasión te contaremos como esta pieza pasó de la realeza victoriana a la gran pantalla de Estados Unidos.
¿Cuál es el origen del collar?
En la década de 1870, Eduardo VII —que en ese entonces era príncipe de Gales— conoció a Lillie Langtry, una actriz y socialité que se convirtió en una de sus amantes más célebres. Eduardo, casado desde 1863 con la princesa Alejandra de Dinamarca, quedó fascinado por la belleza y el carisma de Lillie.
Por ello es que decidió encargar un collar a Hancocks & Co, joyeros de confianza de la corona británica, incorporando elementos inspirados en la moda egipcia de la época, como escarabajos alados, cabujones de turquesa y conchas de cornalina talladas.
Mientras que Lillie lució esta pieza en público por primera vez en 1884, durante su actuación en Antony and Cleopatra, consolidando su estatus como ícono de estilo. A lo largo de su vida, la actriz acumuló admiradores, incluyendo figuras literarias como Oscar Wilde, y vivió un romance con Eduardo en una residencia especialmente construida para ella, conocida hoy como el Langtry Manor Hotel.
Sin embargo, el collar desapareció de la escena pública hasta el año 2003, cuando se subastó en Bonhams. Hancocks lo recuperó, pero posteriormente lo vendió al anticuario Fred Leighton en Nueva York. Fue este último quien lo prestó a la diseñadora de vestuario Patricia Field para la película El diablo viste a la moda (2006).
En la película, Meryl Streep, como la glacial Miranda Priestly, luce el collar con una camisa blanca y un trench coat de Donna Karan, dándole un aire de sofisticación y poder. Este detalle no solo destacó el estilo impecable de Miranda, sino que también reintrodujo la joya al ojo público.
Desde su aparición en Hollywood, el collar ha sido objeto de múltiples subastas. En 2009, Hancocks lo adquirió nuevamente por £33,500, pero lo vendió poco después a un coleccionista estadounidense. Mientrasque en 2024, tras un acuerdo privado, la pieza finalmente regresó a Hancocks, donde ahora se exhibe como un tesoro insustituible ya que no se volverá a poner a la venta.
Así, este legendario collar ha cerrado un círculo perfecto, uniendo la extravagancia de la monarquía victoriana con el glamour de Hollywood, en una historia tan brillante como sus piedras preciosas.