Ahora que el Papa Francisco se encuentra internado en el hospital Gemelli de Roma debido a una neumonía bilateral, han resurgido en la conversación varios temas relacionados con los protocolos seguidos por quienes se reúnen con el pontífice. También han vuelto a cobrar relevancia las audiencias que los royals han tenido con el Santo Padre, las cuales no están exentas de reglas.
De hecho, entre toda la serie de protocolos que deben de seguir las royals al momento de reunirse con el Papa resalta aquel que les permite a algunas de ellas vestirse de blanco, mientras que a otras se les prohíbe.
Para muestra de ello basta con voltear a ver el caso de la reina Letizia Ortiz. quien se reunió con Jorge Bergoglio el 30 de junio de 2015 y acudió al encuentro vestida de blanco, mientras que la reina Máxima de Holanda, asistió enfundada en negro en una reunión de la misma índole, sucedida un año antes.
De acuerdo a los protocolos oficiales del Vaticano, esa regla y excepción se le conoce como el ‘Privilegio de blanco’ o ‘Privilège du blanc’, el cual dicta que las reinas católicas pueden acudir vestidas de blanco ante el Papa, mientras que las que no lo son deben vestir de negro.
Además de Letizia Ortiz, royals como Charlene de Mónaco y Matilde Bélgica han tenido el privilegio de asistir vestidas de blanco a una audiencia con el Papa Francisco.
¿Qué religión profesa Máxima de Holanda y por qué no pudo vestirse de blanco para reunirse con el Papa Francisco?
Por herencia familiar, la reina Máxima Zorreguieta, de origen argentino, solía ser católica. Sin embargo, al casarse con el entonces príncipe heredero de los Países Bajos, Guillermo Alejandro, se convirtió al protestantismo, la religión predominante en la nación de la que ahora es consorte.
Asimismo, Máxima se comprometió a criar a sus hijas fieles a la Iglesia Reformista Holandesa protestante.
¿Cómo fue la reunión de Máxima de Holanda con el Papa Francisco?
Máxima de Holanda y su esposo, el rey Guillermo Alejandro de los Países Bajos se reunieron con el Papa Francisco el 4 de abril de 2014, como parte de una visita oficial al Vaticano. Fue un encuentro cargado de simbolismo, ya que la consorte, nacida en Argentina, pudo identificarse con el pontífice al compartir nacionalidad.
La prensa recoge que durante la reunión de los representantes de la Casa Orange-Nassau y el Papa se habló de la situación social y económica global, además de abordar temas de derechos humanos, caridad y el fortalecimiento del rol de la mujer en la sociedad.
