Tras el triste anuncio sobre el diagnóstico de cáncer que enfrenta actualmente Kate Middleton, ha revivido en el imaginario colectivo un mito que sugiere que todas aquellas mujeres que llegan a ostentar el título de princesa de Gales tienen un trágico destino, siendo la fallecida princesa Diana el ejemplo predilecto de ello.
Sin embargo, la historia de la “maldición” viene de mucho tiempo atrás, desde tiempos de Ana Neville, una royal que en 1470 se convirtió en princesa de Gales por su matrimonio con Eduardo de Westminster, hijo del rey Enrique VI, quien trágicamente falleció solo un año después de su matrimonio, dejando viuda a la princesa, quien contrajo segundas nupcias con el rey Ricardo III, llegando a convertirse en reina.
Otra famosa representante de la realeza que llegó a poseer el “título maldito” fue la española Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos, quien llegó a ser princesa de Gales por su matrimonio con Arturo, el cual también tuvo un trágico final, ya que al poco tiempo del enlace su marido falleció y ella tuvo que seguir su destino al lado de Enrique VIII, quien le fue infiel con la legendaria Ana Bolena.
Otras royals que sufrieron la “maldición de la princesa de Gales”
Alejandra de Dinamarca resulta otra buena ejemplificación de la maldición de las princesas de Gales, ya que su historia estuvo marcada por el padecimiento de una grave enfermedad. la cual se cuenta le fue contagiada por su esposo Eduardo VII, quien tenía fama de llevar una vida promiscua.
Además, Alejandra de Dinamarca, predecesora de María de Teck, sufrió terribles acontecimientos a lo largo de su vida, como la muerte de su hijo mayor, el príncipe Alberto Víctor, y el aislamiento social debido a que progresivamente fue quedándose sorda por el padecimiento hereditario de otosclerosis.
Sin embargo, aunque el destino de las royals mencionadas fue triste y estuvo marcado por la muerte, el caso de Lady Di sigue resultando la referencia más evidente de tragedia dentro de la Familia Real británica, ya que su repentina muerte y lo turbulentos de sus últimos días de vida serían la prueba fehaciente de que el título de princesa de Gales está maldito.
Ahora, es Kate Middleton, la esposa del príncipe William quien tiene que hacer frente a todo el supuesto mal augurio que supone el ser acreedora al título de princesa de Gales, un destino que debería de no superar de manera favorable, sería heredado a la siguiente que lleve el nombramiento, en este caso la princesa Charlotte, hija del matrimonio real heredero.