Cada año, los terrenos de Frogmore House se abren al público durante tres días con el objetivo de recaudar fondos a través de la venta de entradas destinados a tres organizaciones diferentes: la National Open Garden Scheme, que supervisa la creación de jardines y parques con fines benéficos, La Fundación Británica del Corazón y la Sociedad Nacional de Artritis Reumatoide. La principal diferencia es que, en esta edición, la propiedad -que se encuentra a poco más de un kilómetro y medio de distancia del castillo de Windsor en Home Park- cuenta con dos ilustres residentes: los duques de Sussex, que se mudaron a Frogmore Cottage antes de la llegada al mundo de su primer hijo.
Invasión a la privacidad
Aunque las medidas de seguridad se han incrementado durante estos días, varios de los visitantes han podido acercarse a menos de diez metros de la vivienda y algunos incluso trataron de echar un vistazo al interior a través de las ventanas y sacaron fotos mientras hacían oídos sordos a las advertencias de los agentes de policía allí presentes. Sin embargo, no había ni rastro de Harry o Meghan a pesar de que había estacionados dos lujosos vehículos cerca de la puerta.
¿Ruido?
Curiosamente, el consenso general entre los curiosos es que resulta un milagro que el pequeño Archie consiga conciliar el sueño con el ruido de los aviones que sobrevuelan la vivienda procedentes o con destino al aeropuerto de Heathrow. Por otra parte, en su momento se aseguró que durante las obras de reforma se habían invertido 50 mil libras solo en insonorizar la casa.
Por: Bang Showbiz / Foto: Getty Images